Capítulo 21🌷

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Me encontraba en ropa interior mirándome en el espejo, mientras intentaba maquillarme. La puerta de mi habitación se abrió de golpe y con el corazón un poco sobresaltado, traté de taparme. Miré de inmediato hacia la puerta y me encontré con el rostro sonriente de Mara.

—¿Qué pasó?

—¡Gané el concurso de arte!—exclamó llena de felicidad.

—¿De verdad?—pregunté sorprendida y me acerqué a ella a abrazarla—. ¡Felicidades mi linda florecita!

—Gracias Samara—siguió con la sonrisa intacta en sus labios—. Alguien debe ir conmigo a retirar el premio, mi papi siempre está ocupado ¿Puedes ir conmigo?

—¿Yo?

—Sí, por favor.

—También podrías pedirle a tu hermana o a tu tía que te acompañen.

—No—movió su cabeza en negación—. Puedes ir tú, eres parte de la familia Samara. Eres mi nueva mamá.

Quedé perpleja al escuchar sus palabras.

—¿Qué dijiste?

—Tú eres mi nueva mamá—repitió la niña—. Mi mami se fue al cielo, pero te envió a ti en su lugar. Eres el ángel que ella envió para que me cuidara.

Los ojos se me inundaron de lágrimas sin poder controlarlo. Odiaba ser tan sensible, pero no pude evitar que esas palabras tan hermosas y tiernas a la vez, causaran dentro de mí tantos sentimientos. Mara me quería de la misma manera que alguien quiere a una madre y eso para mí significaba mucho. No sabía con exactitud que había hecho para ganarme su amor, pero si sabía que lo había hecho demasiado bien.

Decidí ir con la niña a retirar su premio. Ambas íbamos hacia el colegio en uno de los autos de la casa, aun no me acostumbraba del todo al nuevo chofer, pero era mi única opción. Mi teléfono comenzó a sonar dentro del bolsillo de mi pantalón y lo saqué de inmediato, solo que al leer el destinario rodé los ojos.

—¿Qué necesita?

—Hola Samara—saludó Eliam con su gruesa y masculina voz—. La maestra de Mara me acaba de llamar para informarme que la niña ganó el concurso de arte.

—Así es, señor—afirmé—. Voy con Mara hacia su colegio.

—Por favor, espéreme en la entrada. Quiero acompañarlas.

Eso me pareció demasiado extraño. Eliam Ibarra se caracterizaba por no tener tiempo para nada en lo absoluto que no fuera su empresa, eso incluía a sus hijas. Y era raro que quisiera hacerlo de la noche a la mañana. Lo bueno de todo, fue que no tardó mucho en llegar; incluso solo tuvimos que esperarlo menos de cinco minutos. Sus grises y atrapantes ojos se conectaron a los míos mientras disimuladamente exhalaba su delicioso perfume. ¿Por qué tenía que oler tan bien?

—Buenos días Mara—saludó la maestra cuando entramos al salón. La niña solo le sonrió y siguió su camino hasta su pupitre—. Buenos días señor y señora Ibarra.

Mi corazón dio un pequeño salto. Eliam por su parte ni siquiera se molestó en aclarar que yo no era su esposa.

—Buenos días—respondió él.

—Les pedí que vinieran hoy debido a que hace algunos días se realizó un pequeño concurso de arte. Por esa razón me alegra mucho anunciarles que el dibujo de Mara fue el seleccionado, por su arte en general y por la gran enseñanza que nos dio.

Sonreí mientras miraba a la niña.

—¿Y qué fue lo que dibujó mi hija?

La mujer se acercó a su escritorio, abrió uno de los cajones y sacó una hoja blanca cubierta de colores, la cual le entregó a Eliam. Me acerqué un poco hacía él e intenté observar el dibujo. Estaban plasmadas dos escenas, en la primera se encontraba dibujado un hombre, sentado frente a una mesa con un rostro demasiado triste y cabizbajo. En la segunda escena se podía apreciar al mismo hombre, de una manera muy distinta. Una sonrisa amplía adornaba su rostro y se encontraba sentado frente a un piano y a su lado había una mujer de cabello castaño.

Mi perfecta melodía, (BORRADOR)Where stories live. Discover now