Capítulo 44🌷

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Con la incertidumbre a flor de piel comencé a bajar las escaleras con sumo cuidado de no resbalarme, el piso me amaba muchísimo e incluso hasta miedo sentía de caminar encima de él. Aunque a decir verdad, sentía cierto miedo solo cuando lo recordaba. Me habían pasado tantas cosas malas en la vida que una más, no me sorprendía.

—¿A dónde tan guapa?—dijo Eiden al verme.

—¿Soy guapa?

Solté la pregunta y me arrepentí minutos después ¿Cómo se me ocurrió preguntar eso? ¿Acaso era estúpida? Debía suponer que si él estaba enamorado de mí, le iba a parecer la chica más bonita del universo. No sabía con exactitud cómo funcionaba la mente de los hombres, pero la de Eiden funcionaba de esa manera.

Él era del tipo de personas que muchas veces se encuentran extintas. Él cuando se enamoraba, no tenía ojos para nadie más.

—Me parecéis la mujer más guapa que he conocido en mi vida. Verte a vos me da más alegría que llegar a una casa en la que esté sonando una buena gaita.

—Gracias, supongo—expresé sonriendo.

—¿A dónde vas?

—Iré con Eliam, me ha dicho que me tiene una sorpresa—informé, él quiso decir algo pero no lo hizo y tampoco quise obligarlo—. Nos vemos luego.

—Hasta luego, bonita.

Me guiñó el ojo y sonreí.

Caminé hacia la entrada y cuando llegué a la puerta, tomé la manilla y la halé. Al hacerlo lo primero que mis ojos enfocaron fue un ramo de tulipanes rosados y una pequeña, pero linda caja blanca la cual tenía encima un lazo dorado.

Eliam apareció en medio de las flores y esbozó una sonrisa.

—Hola mi morenita entrometida.

—Hola mi amargado favorito—respondí sonriendo.

Eiden volteó a mirarnos justo en el instante en el cual hablé y sentí cierta vergüenza. Me apenaba demostrarle mi amor a Eliam frente a él, en especial porque podía sonar tonto, pero era egoísta hacerlo frente a alguien que no me había superado y que probablemente estaba luchando por sacarme de su cabeza.

El hombre frente a mí notó mi incomodidad y me pidió que cerrara la puerta después de salir. Hice lo que me pidió y luego lo seguí hasta donde él se encontraba. Estaba apoyado en el costado de su auto, aun con el ramo de tulipanes en sus manos.

—¿Quién le dio a usted el permiso de colocarse esa ropa, señorita Medina?

—Nadie. Soy una mujer independiente que no necesita las órdenes de alguien, menos cuando se trata de elegir mi propia ropa.

—No esperaba esa respuesta—expresó sorprendido.

Imité su sonrisa y me acerqué tomando el ramo y la cajita de regalo.

—¿Puedo abrirla?

—Sí—no apartó sus ojos de los míos—. Es toda tuya.

Desaté el lazo y después de abrir la pequeña cajita me encontré con una llave dorada.

—¿Una llave? ¿Qué significa?

—Sube conmigo al auto y lo descubrirás.

Obedecí sonriente y llena de curiosidad, subí al auto de Eliam y él lo hizo después de mí. Lo encendió comenzando a conducir mientras que de reojo me miraba y sonreía. Sentía mucha curiosidad por descubrir cuál era la sorpresa que él tenía para mí, solo que cada vez que en silencio lo miraba detallando a fondo cada una de sus expresiones notaba que él era el más impaciente porque yo lo descubriera.

Mi perfecta melodía, (BORRADOR)Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα