Capítulo 24🌷

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Íbamos dentro del auto de Alisa hacia el centro comercial de la ciudad a hacer unas compras. Mara estaba de cumpleaños y debíamos organizarnos de inmediato para poder darle la sorpresa que habíamos planeado. Eso incluía que debíamos comprar o adoptar un perrito.

—¿Un perro?—preguntó Massiel observándome sorprendida.

—Sí—afirmé—. En la casa no hay mascotas y hace faltan esas cuatro paticas que nos sigan por toda la casa.

—Además—intervino Alisa mientras manejaba—. Es una maravilla que Eliam haya aceptado tener un perro en la casa, es demasiado sobreprotector con Mara.

—Lo hizo porque Samara se lo pidió—dijo Massiel con picardía—. Si Samara le pide permiso para hacerme un piercing en el ombligo él me deja. Ella tiene un poder de convencimiento muy grande.

—O un cuerpo de convencimiento—susurró Alisa.

Ambas comenzaron a reírse y las miré de mala manera.

—¡Dejen de ser tan perversas!—exclamé—. Lo único que hice fue pedirle permiso y él aceptó, pero jamás pediré permiso para que te hagas un piercing en el ombligo. Ya mucho tiene con mirarme el mío en los labios cada vez que hablo.

Ambas abrieron la boca sorprendidas y llenas de burla a la vez. Solo después de hablar fue que me di cuenta de lo que había dicho y estaba segura que me harían bromas al respecto por el resto de mi vida. Me había hecho un piercing al lado derecho de mi labio cuando tenía dieciocho años. Ninguna de las personas en esa casa me habían dicho algo al respecto, pero si notaba que de vez en cuando Eliam solía mirar esa parte en mi labio, quizás con curiosidad.

Y decirlo, fue mi gran error.

—¿Mi papá te mira los labios?

—Yo creo que Samara lo besó para convencerlo—insistió Alisa con diversión.

Miré a la pelinegra por el retrovisor del auto y le mostré mi dedo del medio. Ella soltó una ruidosa carcajada al ver mi cara de molestia, aunque a decir verdad estaba fingiendo molestarme, porque en realidad yo era demasiado bromista.

—Eliam está casado y yo tengo novio.

—¡¿Qué?!

—¿Cómo que tienes novio?—preguntó Massiel alarmada—. ¿Quién es?

—Es Eiden—les informé—. Ayer me pidió que fuese su novia y acepté. Pero antes de que me digan algo, quiero decirles que nosotros llegamos a un acuerdo, si las cosas no funcionan nuestra amistad seguirá intacta. Estoy tratando de colocarle todo el esfuerzo posible.

—De nada sirve esforzarse cuando sabemos que no hay amor—me hizo saber Alisa.

Me quedé en silencio. Ella tenía toda la razón, de nada servía colocarle tanto esfuerzo a algo que sabía muy bien que jamás llegaría a funcionar, pero no quería rechazar a Eiden, quería intentarlo. No quería que sufriera por mi culpa.

Al llegar al centro comercial decidimos comprar nuestros obsequios para Mara y una torta de las que vendían totalmente listas, me hubiese gustado mucho realizar la torta para la niña, pero sabía que no me iba a dar tiempo. Mara era una niña demasiado curiosa y estaba segura de que al final terminaría descubriendo todo por su propia cuenta. Cuando tuvimos en nuestras manos todo lo que necesitábamos, nos dirigimos hacia un pequeño almacén en el cual se podían adoptar perritos. Esa me parecía una labor demasiado hermosa.

—Buenos días—saludé al llegar—. Busco adoptar un perrito.

—Buenos días, señoritas—respondió la chica con una sonrisa—. Por favor, espere un momento.

Mi perfecta melodía, (BORRADOR)Where stories live. Discover now