Capítulo 33🌷

18.1K 1.8K 272
                                    

Estar en un hospital, encerrada dentro de cuatro paredes, puede considerarse algo agobiante; pero era aún más agobiante, estar recostada en una cama, sin fuerzas y con el corazón lleno de desesperación, por saber que tu hermana estaba desaparecida y no podías hacer nada para ayudarla. Solo te bastaba esperar.

Y sinceramente, nunca fui buena en eso.

—Buenos días, señorita Medina—me saludó el doctor.

Era un poco extraño volver a escuchar de nuevo mi apellido. Habían pasado varios meses en los cuales me había acostumbrado a ser llamada "Pirgibe". El doctor me observó esbozando una sonrisa que me hizo preguntarme ¿Cómo podía estar feliz, cuando quizás a diario debía ver a gente morirse?

No lo conocía, pero por el poco trato formal que habíamos mantenido, me di cuenta que su nombre era Norman Pérez. Tenía un apellido en exceso, común en Venezuela. El cual por cierto, me recordaba mucho al cuento del ratón Pérez.

—Buenos días, Doctor Norman.

—Por favor, solo dime Norman—pidió sin borrar la sonrisa.

—Como usted diga—imité su acción.

Me incliné en la camilla hasta quedar sentada, por suerte el dolor en mi cabeza había menguado por completo. Eso quería decir, que ese mismo día iba a poderme ir de esa clínica. No sabía con exactitud si debían mantenerme por más tiempo en ese lugar, pero conociendo a Eliam Ibarra, estaba segura que había hecho lo necesario para que me dejaran ir a casa. Él quería mantenerme segura.

—¿Estás lista para regresar a casa?

—Sí—afirmé sin pensarlo—. Extraño mucho mi hogar y a mi familia.

Norman volvió a esbozar una sonrisa.

—Eres una buena chica Jade Medina. Estoy seguro que si Melissa te hubiese conocido, ella misma hubiese querido que conocieras a Eliam.

—¿Usted la conoció?—la pregunta escapó de mis labios, sin poder evitarlo.

—Melissa fue mi paciente.

Me quedé pensando en sus palabras. Él abrió la boca para decir algo más, pero quizás se arrepintió. Por un pequeño instante quise preguntar, pero preferí guardar silencio, no quería ser entrometida. Aunque a decir verdad, la gente solía catalogarme de esa manera, solo porque me gustaba socializar.

Eliam entró a la habitación y en menos de cinco segundos, una sonrisa apareció en mi rostro. Su traje negro se encontraba impecable, llevaba una corbata roja y su cabello se encontraba revoloteando salvajemente. Se acercó hacia mí y plantó un beso en mis labios.

—Hola mi morenita.

—Hola mi amargado—sonreí.

Su sonrisa se ensanchó aún más y se acercó un poco a mi oído para susurrarme.

—Me encanta que me digas así. Aunque a decir verdad, cualquier apodo que venga de tu boca, va a encantarme.

Sentí un cosquilleo en mi estómago, pero como pude intenté mantener la compostura. Eliam se separó de mi cuerpo, metió las manos dentro de sus bolsillos y se acercó hacia donde se encontraba el doctor, para hablar con él sobre cosas que sinceramente no logré entender.

—Muchas gracias Norman, por cuidar de Jade.

—No tienes que agradecer Eliam. Yo solo hago mi trabajo, además sabes que siempre estaré para ayudar.

Ambos estrecharon sus manos con amabilidad.

—¿Podrías pasar algún día por mi oficina?—le pidió Eliam—. Me gustaría hablar contigo.

Mi perfecta melodía, (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora