Capítulo 9🌷

27.8K 3.5K 719
                                    

Eliam no lo pensó dos veces, solo apretó el gatillo y disparó sin piedad alguna. La bala viajó por el aire y de una manera muy rápida terminó traspasando la pierna de uno de ellos. El hombre cayó al suelo, retorciéndose de dolor mientras su pierna se inundaba de sangre, el otro hombre abrió los ojos de par en par y se agachó al lado de su amigo, intentando ayudarlo y arrastrándolo, hasta llevarlo lejos del lugar.

—Y la próxima vez, prometo que la bala se las pegaré en la frente—dijo Eliam en voz alta—. Para que aprendan a respetar a una mujer.

Temblando de miedo, me abalancé a sus brazos buscando el refugio que necesitaba. No me importó que fuese mi jefe amargado y arrogante, él había sido mi salvación y eso era lo único que me importaba.

Mi respiración era pesada y mis ojos estaban cubiertos de lágrimas que también rodaban por mis mejillas.

—Todo está bien—me abrazó con fuerza, pegando mi cara en su pecho—. Yo estoy aquí, nada malo va a pasarte.

Escuchar sus palabras, hizo que me aferrara aún más a su cuerpo.

—Ellos intentaron...

Quise hablar, pero callé de golpe cuando sentí sus manos acariciar mi espalda en un intento por calmarme.

—Ya eso no importa—me dijo al mismo tiempo que intentaba separarme de su cuerpo, para llevarme con él al auto.

—No—me negué de inmediato.

No quería separarme de él. Eliam en ese momento era mi refugio y si me apartaba de su cuerpo quedaría desprotegida y aunque pareciera extraño, lo único que quería era seguir sintiéndome en casa, segura en sus brazos.

—Por favor, debemos entrar al auto—susurró con la voz cálida—. Prometo que allá adentro, podrás abrazarme todo lo que quieras.

Sonreí un poco y decidí seguirlo. Eliam me tomó por la mano, entrelazando sus dedos con los míos y me condujo hacia su auto, abrió la puerta del copiloto y me invitó a entrar, para luego rodear el auto y subirse quedando a mi lado, frente al volante.

—Si lo deseas, mi pecho sigue disponible—manifestó enrollándose las mangas de su camisa alrededor de sus brazos—. No tengo ningún problema con que lo uses.

Relamí mis labios y lo miré un poco cohibida. Necesitaba aceptar su propuesta, pero a la misma vez me sentía avergonzada por todo lo que había sucedido y lo que menos quería era que él me viera tan vulnerable.

—Estoy bien.

Eliam sonrió un poco.

—No lo estás—me miró a los ojos—. Y no necesitas seguir disfrazando esa vulnerabilidad, con fuerza. No conmigo.

—¿Por qué no estás hablándome de usted?—le pregunté sin mirarlo a los ojos, no quería que observara los míos inundados de lágrimas—. ¿Por qué no estás siendo arrogante y amargado?

—No necesitas arrogancia en este momento, necesitas compresión—fue lo único que dijo.

Extendió su brazo invitándome a recostar mi cabeza en su pecho; sin embargo, lo observé por un pequeño instante no muy convencida de acceder. Aún seguía sintiendo miedo, mi corazón no se había calmado y mis manos seguían temblando de la misma manera, pero mi cabeza me decía a gritos que debía ser fuerte, después de todo no me habían hecho nada ¿Cierto? Solo que mi cuerpo entero si quería seguir sintiendo por un momento esa calma que había sentido al abrazarlo.

Con detenimiento me acerqué a él y recosté mi cabeza en su pecho, relamí mis labios nerviosa cuando sentí su brazo rodear por completo mi cuerpo, dejándolo descansar encima de su pierna.

Mi perfecta melodía, (BORRADOR)Where stories live. Discover now