Capítulo 39🌷

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El cuerpo de Eiden se comenzó a tambalear y me asusté al darme cuenta que en cualquier momento podría caer al suelo. Corrí de inmediato y lo tomé por uno de sus brazos, haciendo que su peso se apoyara en mí.

—Hola bonita—dijo sonriente.

—Hola—lo miré a los ojos—. Maracucho.

Él comenzó a reírse y cuando notó que Eliam se acercaba a nosotros para ayudarnos, se enserió y lo miró de mala manera.

—Ni te atreváis a tocarme, porque te parto la jeta.

—¡Eiden!

—Es verdad bonita—afirmó él y luego volvió a mirar a su hermano—. Mirá maldito, vos y yo tenemos una pendiente y te juro que...

Ni siquiera pudo terminar la oración, no cuando en ese mismo instante se fue en vómito, esparciendo todo un espeso liquido en el limpio piso de la casa. Cerré los ojos con fuerza, sintiéndome débil ante esa acción, pero no lo solté. Lo que menos quería era que ambos termináramos en el suelo. Él por borracho y yo, por el asco que sentí viendo eso.

—¡Qué asco!—murmuró Mara sin dejar de mirar a su tío.

—Mejor vamos a la habitación—pidió su hermana mayor.

—No—volvió a hablar la niña—. Después nos perdemos el chisme y si nos los cuentan, pierde emoción.

Quise reírme, pero estaba tan ocupada con Eiden que solo me concentré en él, quien pasaba el dorso de su mano por su boca, para limpiar el rastro del vomito. Eliam me miró e intentó acercarse, pero negué de inmediato con la cabeza, lo que menos quería era que ambos formaran una pelea sin sentido.

La relación entre ambos hermanos había cambiado mucho en los últimos días y por esa razón no quería que se perdiera la paz que ambos habían logrado entre ellos. Porque sabía que Eiden aún no había soltado todo lo que le afligía y tener un contacto con su hermano estando así de ebrio, quizás iba a provocar una desgracia mayor.

Y no queríamos una más, de eso estaba segura.

—Es mejor que lo lleve a su habitación.

—No vas a poder—respondió Eliam—. Necesitas ayuda.

—No quiero una pelea más.

—¿Quién ha dicho que quiero pelear?—preguntó él mirándome fijamente—. Solo quiero ayudarte.

—Es que...

—Escuchala—intervino Eiden—. Ella sabe lo que dice.

Eliam me quedó mirando, no muy convencido de mi decisión, él sabía perfectamente que un cuerpo tan delgado como el mío, no iba a poder cargar con semejante y pesado hombre. Yo también lo sabía, pero haría el intento.

Me pareció una eternidad el recorrido hacia la habitación de Eiden, en especial por todo el esfuerzo que invertí en tratar de que él diera por lo menos un paso. Nunca había lidiado con un ebrio al cual no le conocía las mañas, siempre me tocó ayudar a mi hermana en sus borracheras pero al menos conocía que de seis veces que ingiera alcohol, en casi todas terminaba llorando por su ex.

—Jade, vení a dormir conmigo.

Sus ojos grises me miraron con suplica.

—No puedo hacer eso Eiden—le dediqué una sonrisa sin separar los labios—. Es mejor que descanses, lo necesitas.

—Lo único que necesito, es tenerte a vos... aquí, conmigo—expresó evadiendo mi mirada—. No sabéis las noches de insomnio que me ha provocado perderte. Cada vez que llega la noche, es inevitable no pensar en vos porque las estrellas me recuerdan lo lindo que iluminabas mi vida. Es arrecho no poder tenerte.

Mi perfecta melodía, (BORRADOR)Where stories live. Discover now