Capítulo 40🌷

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Eliam

Pensar en la posibilidad de perder a la persona que amas, a quien ha iluminado tu vida con su presencia y te ha dado una razón más para existir; debe considerarse una de las peores sensaciones del mundo.

Una que yo estaba sintiendo.

Llegué al final de las escaleras y solté un suspiro cansado. Había pasado la noche anterior dando vueltas en mi cama y pensando en todo lo que debíamos de hacer ese día, cosas que me tenían demasiado preocupado. Sostuve con fuerza el portafolio que contenía la cantidad exacta de dinero que Kiara nos había pedido y miré aquellos ojos marrones llenos de miedo que se concentraron en los míos. Entendía a la perfección el temor que Jade sentía, su hermana era la única persona que le quedaba y le aterraba perderla. Yo más que nadie la entendía, porque un día me tocó a mí perder a ese ser que iluminó mi vida por muchos años.

Su perdida me convirtió en un monstruo hundido en la amargura y el dolor. En un monstruo que hacía daño con cada palabra que salía de sus labios, porque pensaba que la única forma de liberarse del dolor, era devolviéndolo.

Así que no quería tener que ver a mi chica llena de vida y alegría, hundida en la depresión y la tristeza. No quería verla sufrir.

—Mami—la voz tierna de Mara me sacó de mis pensamientos.

La pequeña rubia corrió a los brazos de Jade, mientras que a la misma vez intentaba limpiarse las lágrimas que corrían por sus mejillas. Ella sabía a dónde íbamos y también imaginaba que quizás, no regresaríamos.

—No llores florecita—le pidió la morena, agachándose hasta quedar a la altura de Mara—. Nada malo va a sucederme.

—¿Vas a volver?

—Claro que sí.

Mara la miró a los ojos.

—¿Me lo prometes?—le pidió extendiéndole su dedo meñique, para cerrar la promesa entre ambas.

—Te lo prometo—terminó diciéndole Jade, para luego plantar un beso en la frente de mi hija.

Mara siempre fue una niña sensible y con un enorme corazón cargado de mucho amor. Ella amaba demasiado a Jade y tenía miedo de perderla, porque conocía el inmenso dolor que eso le provocaría. Mara había tenido que pasar a corta edad por la pérdida más dolorosa que pasa el ser humano: Perder a una madre.

—¿Están seguros que no necesitan llamar a la policía?—inquirió Alisa con un tono lleno de preocupación.

—Estamos seguros—afirmó Jade—. Kiara prometió que si llamábamos a la policía, mataría a mi hermana y estoy segura de que no quiero averiguar si habló enserio.

Ella no respondió, pero su mirada demostraba una clara agonía.

—Por favor tengan mucho cuidado—intervino Massiel—. No soportaría que algo malo les pasara.

—Nada malo va a pasarnos—le dejé en claro.

—Eso mismo decía mamá.

No pude ni siquiera responderle porque esas palabras tocaron fondo dentro de mí, dándome cuenta que Massiel tenía toda la razón. Su madre siempre solía decirle que nada malo le pasaría, que siempre estaría con sus hijas, pero sus promesas jamás se cumplieron.

—Pienso que sería mejor que Eiden los acompañara.

—No, Alisa—me negué de inmediato—. Eiden tiene la sangre demasiado caliente y no pensará dos veces para disparar un arma, así que prefiero evitar una tragedia.

Eso sin contar que mi hermano seguía dentro de su habitación intentando aliviarse de la resaca que le había dejado su borrachera.

—Es que no lo entiendes.

Mi perfecta melodía, (BORRADOR)Where stories live. Discover now