XVI. Traición

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XVI. Traición

-¡Por todos los...!- Las palabras de Zaira se perdieron en medio del caos de la batalla. Aidan la llevaba sostenida del brazo, buscando un lugar donde entregarla y suponerla a salvo, pero era imposible. Lo que pensaban fue un ataque inglés, en efecto lo era, pero contaba con la traición de los flancos de caballería escocesa.

El llamado de la trompeta hacía eco ensordecedor, repitiendo las típicas ocho notas de marcha del ejército inglés, que cerraba a paso acelerado una distancia menor a dos millas.

-Escucha Zaira.- Aidan Faraday tomó a la mujer por ambos hombros, posicionándola frente a él. Desde que se asomaron al paraje trastornado y confuso del ataque, la joven pareció desconectarse de todo. Su mirada recorría el campo tocada de decepción y sus labios tiritaban no con miedo, pero con el más profundo coraje-.Debes tomar las mujeres y salir de aquí, hay un espacio abierto al sur oeste, deben volver por donde vinimos. La caballería no puede cercar ese terreno tan rocoso. No se trata de un ataque regular es...

-Una completa y vil traición a manos de McGrey y Allaway. Malditos lairds, se han vendido por un asiento en el parlamento inglés- concluyó Zaira.

Aidan Faraday se negaba a escuchar esas palabras, pero Killian bien lo sabía, lo intuyó desde el momento en que escuchó la trompeta. Si no hubiese estado tan entretenido con la belleza de cabellos oscuros a la orilla del río, tal vez incluso lo hubiese presentido... algo sobre la mirada fría de James McGrey al acompañar a Alasdair MacGill en la ronda hablaba de malas intenciones. El hada, de haberse concentrado, hubiese podido descubrir el latir de ese insidioso corazón.

En apariencia, el silencio sobre el progreso de la revolución hizo más que socavar la fe en el movimiento; provocó un cambio de bandos que garantizaban a los clanes McGrey y Allaway, casas menores en Escocia, presencia e influencia tanto en la corte como el parlamento inglés. Las negociaciones se llevaron a cabo en un periodo de varias semanas y en el mayor de los secretos. Fue una estocada fenomenal. Nadie esperaba defección entre las tierras altas.

Aidan depositó un suave y rápido beso en la sien de Zaira, quien pareció reaccionar una vez volvió a encontrarse en las inmediaciones de la enfermería y se fue a unirse a sus compañeras.

Era difícil mantener la calma. Tras el despertar a la realidad inicial, la infantería se vio corta de recursos. El accidente de transporte provocó que gran cantidad de armamento y protección cayeran al fondo del cenagoso río, perdiéndose de uso. El restante de las armas pesadas había sido dispuesto a la orden de la caballería, quienes tenían a su cargo escoltar el paso del regimiento. Ahora dichas espadas se volvían en contra de sus compatriotas mientras Killian y otros tantos comenzaban a preguntarse si el accidente que les dejó carentes de defensas fue tal.

Los soldados tomados sorpresa, debieron procurar aunar sus filas prontamente. Tenían a la mano escudos de madera reforzados en cuero y metal, y a pesar de que estos servían para protegerse de una embestida, exigían de igual manera que quienes le usaran quedaran al descubierto a la hora de defenderse, pues sus manos estaban armadas de espadas cortas y dagas que requerían de toda la extensión del brazo para encontrar un ángulo de ataque.

James McGrey no tardó en hacerse presente de nuevo entre los hombres que confiaron en el como segundo al mando. Esta vez a caballo y cargando dentro de un saco ensangrentado la cabeza cercenada de Alasdair McGill; la representación física de su mala pasada, a ser entregada a manos del comandante inglés. Era obvio que el joven teniente desconocía la capacidad de lealtad de aquellos que McGill dirigió en vida.

Lo que en un principio fue frustración y desatino, se tradujo en un sólido grito de guerra. La infantería, ahora dividida en cuatro grupos al mandato de tenientes de campo, desplazó a los hombres armados de escudo y espadas cortas de manera diagonal empujando el peso de sus cuerpos contra los jinetes. Para lograr nivelar el enfrentamiento tenían que decimar las bestias.

Círculo de las Hadas: Tierras de Aval Donde viven las historias. Descúbrelo ahora