El Círculo de las Hadas concluye con Tierras de Aval, la tercera novela de la serie Heraldos Oscuros de Fae.
Tras despertar de un sueño de setecientos años y volver a la tierra de los mortales a reclamar a Francis Alexander para ser sometido a la j...
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Brigitte du Cimetiere ha tenido tantos nombres como ciclos de vida. Muchos han quedado en el olvido, otros son revisitados de manera conveniente cuando la necesidad lo amerita. Pero algo es innegable... la morena caprichosa que de cuando en vez carga el manto de la muerte es la dueña absoluta de la Cuidad Creciente. Al menos, de aquello que los ojos humanos no perciben en esas calles.
Por ende, cuando habla, su voz se convierte en el susurro que obliga a tornar y ver atrás mientras una gota fría recorre desde el cuello a la espalda. Es también el cantar de las aguas de un rio al cual nada detiene en su avance al mar y el bisbiseo del bayou, el cual muchos, sin darse cuenta de que tan acertados andan, piensan un llamado sobrenatural.
Ante su llamado, la ciudad se detiene, escuchando atentamente cada palabra. Incluso la amalgama confusa que llegó a sus puertas pudo sentirla, sabiendo que era preciso detener su marcha.
-¡Escuchen, Aos Sidhe, Lenan Sidhe, espíritus que viajan en el incierto gris. Y si han llegado a este lugar no ha sido por la voluntad de Meav, o la de la casa Alexander. Si alguno tiene idea de reclamar tal alianza recuerden, que fueron ellos quienes les dejaron abandonados a su suerte.
La Dama sonrió, sabiendo que había tocado una fibra. El murmullo sobre sus cabezas se hizo insoportable, solo segundos antes de tornarse a total silencio.
-En mis manos, una extraña sin parte en su suerte, queda el destino de Aval. Debo suponer que esta es la primera en una larga lección de humildad. Pero, cuéntense afortunados. Considerando que necesito aliados como los humanos necesitan aire, abriré un espacio para ustedes. Pueden habitar en lo profundo del bayou, junto a sus parientes, los feaufollet- La Dama sonrió algo animada-.Las llamadas hadas de los Cajun no son tal. Más bien son espíritus que, por su propia elección han decidido quedarse atrás, sin reclamar lo que les espera detrás del velo, para guiar, de alguna manera, a los que aún tienen pruebas que pasar en esta tierra. Supongo que también de esto, pueden aprender una lección de humanidad.
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-Es preferible- esta vez Aidan Faraday volvió a tomar la palabra- renunciar a su aspecto y vivir entre humanos con una segunda oportunidad, que vagar para siempre entre el cielo y el suelo. De no lograr adaptarse, volveré a Aval, si eso se requiere...- Sus palabras fallaron un poco. Sabía que tal cosa podía acortar sus días con Mikka, o sepárales de nuevo para siempre.
