Capítulo 09 | Doble determinación

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Canción: We are never ever getting back together - Boyce Avenue ft. Hannah Trigwell.


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CAPÍTULO NUEVE

Doble determinación



El aire golpea en mi rostro fuerte y hace que la piel de mis mejillas arda. Mi coleta golpea con ritmo constante justo en el medio de mis escápulas y los muslos comienzan a quemar al igual que mis pulmones; pero prefiero eso a beber una copa porque no podría soportar la tentación. Terminaría bebiendo una botella y expulsándola en la taza del baño.

Así que mejor me dedico a perderme en mis pensamientos, mientras corro como si intentara huir de alguien; y, sí, huyo de mí misma.

Repaso una vez más lo que fue sentir su cuerpo casi sobre el mío, su aliento frente a mi boca y sus labios rogando por moldear los míos con esa mirada devastada que se esforzaba en esconder.  James tiene un superpoder, uno muy poderoso, uno capaz de doblarme las rodillas. James puede confundir mi mente al grado de pensar que tal vez estoy equivocada, tal vez siempre lo estuve o quizá quiere solo reírse de mí otra vez.

Acelero el trote con enojo y frustración, pero un ruido me saca de mis pensamientos y me hace prestar atención a mi entorno. Trago saliva al darme cuenta de que me alejé bastante de mi punto de partida y no hay muchas personas en este lado de la ciudad.

El pánico se adentra en mi garganta, quiero gritar cuando escucho una serie de jadeos provenientes de alguien que se acerca cada vez más. Respiros profundos, pasos acelerados que me alcanzan.

Cuando creo que voy a colapsar, me doy la vuelta para enfrentar a quien sea que se ha dedicado a seguirme. De todas formas, si quiere asesinarme lo va a lograr. Al menos puedo verle el rostro antes de que me mate o algo.

Un grito se me escapa, al igual que a él. Incluso da pasos asustados hacia atrás, yo llevo mi puño a mi pecho para controlar mi respiración agitada por el ejercicio y el susto.

—Joder, Maggie, ¿quieres que me de un infarto? —pregunta James pasando su antebrazo sobre su frente para limpiar los chorros de sudor.

Me quedo pasmada ante tal visión  y cierro los párpados por un segundo para borrar esa imagen de él transpirando y luciendo masculino. Definitivamente estoy loca si James me parece atractivo mientras suda, él es atractivo siempre.

—El que va a terminar matándome vas a ser tú —murmuro, indignada, y me giro para seguir con mi camino.

Me vuelvo a detener cuando lo escucho siguiéndome y alcanzarme con una sonrisita bobalicona en el rostro.

—¿Qué quieres? —cuestiono en un gruñido bajo, no queriendo que se vaya, pero necesitando mi espacio lejos de él.

—Nada, solo hago mis ejercicios del día.

Y así empezamos una serie de carrera en la que él se mantiene detrás de mí y yo finjo que no está ahí aunque soy más consciente de eso que de darme cuenta de qué es lo que estoy pisando.

Me detengo después de unos minutos y apoyo mis palmas en mis rodillas, estoy tan agotada que necesito urgentemente refugiarme debajo de la sombra de un árbol y dormir. Nunca he sido una chica atlética y creo que los años han dejado huellas en mi resistencia.

Con las piernas temblorosas cuales pastas recién cocidas, me encamino al parque más cercano. Me dejo caer en una banca metálica y echo la cabeza hacia atrás, sintiendo las gotas de sudor resbalar por todas partes.

Begonia © ✔️ (TG #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora