Capítulo 14 | Metamorfosis

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Canción: Love me harder - Andie Case

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CAPÍTULO CATORCE

Metamorfosis


Me quedo estancada en el suelo al contemplar el inmenso lugar, la construcción es curiosa y graciosa, con puntas hechas de vidrio en el techo y pintada con rayas horizontales rojizas y blanquecinas. Caminamos por un sendero delimitado por árboles, aún así, alcanzo a vislumbrar la gigantesca clase de río debajo de unas escaleras en forma de pirámide. Y una fuente de la que salen siete chorros de agua a presión.

La gente se pone en el borde de la orilla de cemento, observando a las lanchas ir y venir. Los niños saltan, queriendo entrar lo antes posible. El letrero lo vi desde algunos metros antes de llegar y casi se me cae la mandíbula. Además, las letras doradas relampaguean, dejando muy claro dónde nos encontramos. Tennesse Aquarium. ¿En serio? Lo miro con reproche, pero él solo esboza una gran sonrisa que termina por convencerme.

Me jala de la mano para obligarme a seguirlo, no tengo otra opción.

Son dos edificios, un muchacho reúne a un grupo de personas para guiarlos al interior. Primero entramos al River Journey, que se encuentra en la parte más alta, así que tenemos que subir gracias a unas escaleras eléctricas. James me abraza por la cintura y no me suelta. A penas ponemos un pie adentro, me quedo sorprendida, tanto que mi boca se abre.

Es como si estuviéramos en un bosque antiguo, grueso y húmedo. Puedo escuchar los cantos de las aves que vuelan en las alturas o se mantienen reposando en los troncos. A lo lejos distingo el sonido del agua al correr. Pajarillos con crestas de colores llamativos, nutrias y algún que otro sapo saltando en la tierra.

Conforme bajamos, el ambiente se va haciendo más y más pantanoso. Los reptiles y caimanes salen a tomar el sol sobre las rocas; casi como si quisieran gritarnos «disfruten de la vista».

James señala hacia alguna parte para mostrarme a la famosa hellbender, una salamandra gigante que lo único que logra es que arrugue la nariz con asco. El pelirrojo suelta una risotada y me da un beso en la mejilla antes de continuar con la caminata.

El tiempo comienza a transcurrir sin que nos enteremos, poner atención a todos los ecosistemas absorbe hasta que quedas completamente enfrascada.

Al medio día, nos internamos en una habitación con las paredes coloreadas de azul intenso. Ristras de peceras a los costados de un pasillo nos dan la bienvenida. Los caballitos de mar nadan y se mueven con su manera característica. Me quedo embelesada al descubrir las diferentes estrellas de mar y los dragones acuáticos con Jamie pegado a mi espalda, moviendo su dedo frente a la pecera iluminada para que vea a un pequeñuelo de color anaranjado.

Después de acabar con esa sala, James propone que vayamos a comer al restaurante, así que acepto porque estoy muriéndome de hambre. La comida la hacemos lo más rápido posible. Cuando acabo, me pongo de pie para ir a tirar la basura al bote, él hace lo mismo.

Salimos al exterior para dirigirnos al otro edificio, pero él me detiene y me arrastra a sus brazos con esa sonrisita de lado que me pone mal.

—¿A dónde crees que vas? —pregunta en un susurro—. No te traje aquí para que me olvides por unos feos y resbalosos peces.

—Pero los peces son lindos. —Hago un puchero y él frunce sus labios con diversión.

—Pero los peces no te aman como te amo yo —murmura y me da un tierno beso que me deja deseando más.

El edificio Ocean Journey empieza a mostrar a los habitantes del océano, es como si estuviéramos dentro de una cueva. Las piedras crean un túnel donde hay peceras de techo a piso y contienen a cientos de pescadillos de una amplia gama de colores, formas y tamaños.

Begonia © ✔️ (TG #2)Where stories live. Discover now