Capítulo 18 | Entre oscuridad

115K 12.4K 1.2K
                                    

Canción: Demons - Jasmine Thompson

-*-

CAPÍTULO DIECIOCHO

Entre oscuridad


Había pasado casi un año desde la última vez que lo había visto o sabido algo de él, faltaban unos días solamente y yo me encontraba peor que nunca. Durante todo ese tiempo, lo único que hice fue revisar mi correo electrónico, cada mañana revisaba los mensajes de mi teléfono y red social —la suya desapareció misteriosamente—, iba a su casa con la esperanza de que llegaría y me abrazaría mientras cocinaba con Selene como tantas veces hizo.

Nunca pasó, él nunca contestó mis trescientos sesenta y seis correos ni mis mensajes o llamadas, tampoco me abrazó.

Me di cuenta de que no lo haría nunca más, me di cuenta de que había sido tan estúpida por esperar algo que era obvio que no iba a ocurrir, me di cuenta de tantas cosas y no pude soportar la idea de haber sido engañada por la única persona que parecía amarme a pesar de conocer mis peores errores y defectos. No pude con la idea de él engañándome para conseguir sexo.

Y me sentí abandonada, como me había sentido cuando Erik murió o cuando mis padres me hicieron a un lado.

Así que hice lo que tantas veces me había hecho sentir mejor: me acabé una botella entera de alcohol en un bar del centro de Hartford. Me encontraba en una mesa apartada, la más lejana porque no quería que todos fueran testigos de la pobre hija de Joseph Thompson.

Después pedí tequila hasta que me sentí relajada. Un hombre se acercó, no recuerdo su rostro, solo que se sentó en la silla contigua.

—¿Mal de amores? —preguntó, pero yo no respondí, solo quería que se fuera y me dejara gozar de mis penas—. Qué mal que alguien se atreva a dejar a un bocado tan apetecible solo y a la vista de muchos.

Su comentario me pareció de lo más extraño, pero lo ignoré, el hombre se terminó yendo y yo pude seguir disfrutando de mi soledad. Fui al baño, no debí ir porque alguien aprovechó ese momento para colocar algo en mi vaso. Al menos eso es lo que los doctores y policías sugirieron que había ocurrido aquella noche al ver la droga en mis análisis de sangre.

No recuerdo mucho después de eso, solo cosas que mi mente capturaba, tan solo momentos borrosos y cómo ponía mis manos para que nadie me hiciera daño. Movía la cabeza para identificar las voces, pero solo lograba marearme más.

—Recuerdo risas, muchas, y palabras groseras. Quería evitar que abrieran mi camisa, pero alguien detenía mis manos o tal vez no podía moverlas y yo creía que lo hacía. También recuerdo el techo, había luces redondas, pero no estaba tan iluminado. —Continúo relatando con la mirada perdida, rememorando lo que pasó. Sin atreverme a mirarlo, solo hablo.

A la mañana siguiente me desperté aturdida, quería vomitar porque el mundo me daba vueltas. No pude resistirme, dejé que mis flujos intestinales cayeran en el cemento del suelo. Me dediqué a encontrar en mi memoria algo que me dijera dónde estaba, pero no había nada.

—Era una bodega inmensa y vacía, helada y solitaria. Pensé que me habían secuestrado, me alteré. No me sentía bien, no podía ver con claridad, sentía que me desmayaría en cualquier momento. Luego vislumbré las llaves de un coche en el piso, creí que estaba soñando. ¿Por qué mis captores dejarían las llaves de MI auto? —Hago una pausa y respiro profundo.

En ese momento me di cuenta de otra cosa, mi camisa estaba rasgada y no llevaba pantalón. Histérica, comencé a llorar y a sollozar como una loca; pero luego reaccioné y, cuidando no ser descubierta, busqué alguna salida.

Begonia © ✔️ (TG #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora