Capítulo 17 | Recuerdos

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Canción: Just give me a reason - Madilyn Bailey ft. Chester See

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CAPÍTULO DIECISIETE

Recuerdos


Era como una pequeña flor, si tocaba su mejilla podía sentir lo suave de su piel. Su mirada me atraía como un insecto buscando polen, atraído hasta los huesos. Era como una mariposa volando en las altas montañas, en las elevaciones que eran mis pensamientos.

Ya era una decisión tomada, la beca en Londres ya estaba lista, el lugar donde iba a vivir ya estaba preparado para recibirme y ya tenía el boleto de avión en el cajón de mi mesita de noche.

Intenté decirle, contarle lo que ocurría. En mis más locos pensamientos, soñaba con que ella me diría que vendría conmigo; pero luego tenía miedo de que allá también corriera peligro por el solo hecho de estar a mi lado, no era seguro que todo mejorara en otro país. Sabía a la perfección que me habría seguido si lo hubiera pedido.

Pero a veces se toman las decisiones equivocadas, y esas veces te arrepientes toda la vida de no haber meditado o haber escuchado a los que te decían que eso no era lo correcto. Mi único pecado fue intentar protegerla, no quiero la penitencia de su ausencia eterna.

Estaba observándola de lejos, ella no se había dado cuenta todavía de mi presencia. Llevaba unos pantalones de mezclilla desgastados y una holgada sudadera de los Bulldogs que me pertenecía. En medio de la cocina de mi casa y con la atención clavada en lo que fuera que mi madre la había puesto a cocinar, se veía como el tipo de ser que quieres para siempre.

Rodeé el tallo de esa begonia azul que me había encontrado en una florería y me acerqué. La envolví desde atrás, ella recargo su cabeza en mi hombro, yo coloqué la flor entre su oreja y su cabello.

—¡Hey, sexy! Ahora te ves mejor, te faltaban mis brazos alrededor. —Ella esbozó una sonrisita secreta y dejó el tazón con una masa de color café para darse la vuelta y envolver mi cuello con sus brazos.

Sus cejas se fruncieron, no podía aparentar del todo la angustia que habitaba en mi cuerpo ni el remordimiento que sentía.

—¿Qué pasa? ¿Ha sucedido algo malo? —preguntó ella y ladeó la cabeza. Negué—. No me mientas, hace varias semanas que estás así. ¿Hice algo que te molestara?

Mamá se apresuró a salir de la cocina, no sin antes darme una mirada cargada de reproche. Ella no estaba de acuerdo con lo que iba a hacer.

—Tú eres lo más perfecto que tengo. —Presentí el nudo en mi garganta, así que la aclaré—. Tengo miedo de que algún día te enamores de alguien más.

—¿Por qué lo haría si estás aquí conmigo? —Giró los ojos y deposito un beso en mis labios—. Te amo, Jamie.

Se dio la vuelta para seguir con lo que estaba haciendo, la abracé de nuevo y me permití cerrar los ojos con dolor. Quería decirle que en dos días no iba a estar para seguir enamorándola, pero me lo callé y disfruté de ese pastel que me estaba haciendo, disfruté de los dos últimos días junto a ella.



Una sola cosa pasa por mi mente una y otra vez mientras me dirijo a su departamento. No tengo idea de por qué no la detuve, quizá fue el impacto de las noticias y de todo lo que me estaba gritando en medio de la calle. No pude entender lo que decía, pero luego fue muy obvio. Algo malo había pasado cuando yo no estaba, algo que necesito que me diga.

No puedo sacarme de la cabeza su rostro al enterarse de que había salido con alguien ni encontrarla llorando al día siguiente con los ojos cerrados, mucho menos su mirada enojada y llorosa mientras gritaba cosas que no entendía.

Begonia © ✔️ (TG #2)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt