Capítulo 12 | Segundas oportunidades

170K 14.4K 1.4K
                                    

Canción: Sledgehammer - Rubber Duc

-*-

CAPÍTULO DOCE

Segundas oportunidades


No puedo parar de pensar en que él estuvo lejos todo este tiempo y no me buscó ni una sola vez. No me mandó algún mensaje, carta, correo electrónico o una maldita señal de humo para saber si estaba bien, solo para preguntar si las cosas andaban mejor. Me duele saber que fue fácil para él, quizá no irse, pero si permanecer al otro lado del mundo.

Yo era una sombra arrinconada con una botella, acostada en el suelo o con los ojos cubiertos de mi maquillaje negro. No quiero pensar qué estaba haciendo él. He recuperado a James en un instante y no sé si quiero seguir enojada porque nunca dejaré de estarlo.

Estoy enojada con la vida, con el pasado, conmigo, con mis padres, con él. Solo quiero engañarme y creer que todo vuelve a ser como cuando era una universitaria que aún creía que podía encontrar algo de esperanza. Solo quiero recordar lo que es ser Margaret, la real, la que hay en mi interior.

A la cuarta película ya me siento desesperada, no sé si es su olor o que ya no me gustan los films de fantasía. Antes era divertido charlar sobre los efectos especiales y las mejores escenas, tal vez hablar sobre los personajes o alguna estupidez parecida. También podría ser que él no deja de mirarme, está analizando mi rostro y yo quiero aire o haré combustión en la sala de mi mejor amiga.

—Oye, Margaret, ¿te han dicho antes que eres hermosa? —Me atraganto con mi saliva sin saber qué contestarle. Ni siquiera cuando era una chiquilla me ponía de esta forma. Últimamente me hace sentir como una bomba a punto de explotar.

Agacho la cabeza, escondiendo mi rostro y cierro los párpados para contenerme. No confío en mí misma justo ahora.

—¿De quién te escondes allá abajo? —cuestiona, juguetón, así que enderezo la cabeza solo para girarle los ojos. James suelta una risotada que es suprimida cuando se acerca a mí con seriedad. Su rostro queda tan cerca que todo se borra de mi mente y solo puedo concentrarme en él—. ¿Me perdonas?

Susurra en voz baja, me quedo silenciosa. No sé si podré perdonarlo algún día, lo que sí sé es que estar con él me acerca al cielo. Se adhiere todavía más, nuestras narices chocan y siento que necesito sostenerme de algo a pesar de que estoy sentada.

—¿Me perdonas? —Vuelve a cuestionar casi silenciosamente, si no estuviera tan cerca, no hubiera sido capaz de escucharlo. Su colonia me envuelve, su aliento choca, estoy perdida—. Perdóname.

El último murmuro tan solo lo percibo porque sus labios tocan los míos, produciendo que miles de chispas exploten en mi estómago. Me aferro a sus brazos, mientras siento cómo sus labios moldean los míos con delicadeza.

Cuando su lengua se mueve con sabiduría junto a la mía, comprendo que soy débil pues lo he perdonado, pero no me he perdonado a mí misma. Y no sé qué es peor.

El tiempo junto a él es veloz, siempre fue así. Recuerdo que cuando salíamos juntos, sentíamos que las horas no duraban lo suficiente. Nos gustaba pasear o simplemente quedarnos en su casa a comer palomitas y mirar el atardecer recostados en el césped.

James permanece casi encima de mí, no me molesta en absoluto, pero me distrae porque cada cinco minutos deposita un beso inocente en alguna parte de mi rostro. Toda la cercanía me hace sentir como si nunca nos hubiéramos separado, como si nuestra relación se hubiera congelado en el pasado y él se estuviera encargando de calentarla de nuevo.

Platicamos sobre él, a pesar de que quiere hacerme hablar, pero no hay forma de que se entere de todas las cosas que pasé en su ausencia. No quiero manchar lo que está surgiendo entre ambos. No quiero porque cada vez que lo recuerdo comienzo a sentirme vacía y él me está ofreciendo llenar los huecos, no pienso desaprovechar la oportunidad.

Begonia © ✔️ (TG #2)Where stories live. Discover now