25. Amor-odio de cristal

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He oído muchas veces la metáfora del plato y el vaso. O quizá sea solo una mera historia que realmente sucedió. Pero estoy segura de que sabes a la que me refiero.

A veces he pensado en coger un vaso y tirarlo al suelo —porque sí, porque quiero— y quedarme quieta mirando todos esos trozos que antes estaban juntos, unidos.

Observar los pedacitos y compararlos con cualquier otra cosa: un país, un juguete, un libro, un hueso, un corazón. Y, entonces, recordar el momento exacto en el que sentí que cada una de esas partes que formaban aquello que bombeaba sangre a todo mi cuerpo volaron por los aires.

Y creo que por eso me encanta y a la vez aterra escuchar cómo se rompe un cristal; porque me recuerda al sonido que hice yo un día.

Memorias de un corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora