41. Destello

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No quería rompernos a ninguno de los dos y, por no acabar con la luz que te caracterizaba, terminé ahogando la mía propia. La asfixié con mis nervios y mis miedos y nadie dijo nada; ni siquiera os disteis cuenta.

Le lloré tanto a la noche que me quedé sin palabras para contárselo a la almohada y que no se fuera. Pero ya se sabía el cuento del corazón roto y la Nana de quebranto¹ de tantas veces que las había repetido. Tampoco era capaz de sacarme de la cabeza el daño que me hice por no hacérnoslo a nosotros; sigo sin serlo.

Y tu luz, entonces tenue pero clara, se reavivó mientras yo esperaba que alguna chispa encendiera la mía, ya exhausta y sin restos sobre los que volver a nacer, aunque fuera por error. Había muerto en vida y no había nada que pudiera hacer nadie para arreglarlo.

Había desaparecido.

¹Nana de quebranto. Canción del grupo Marea.

Memorias de un corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora