No quería rompernos a ninguno de los dos y, por no acabar con la luz que te caracterizaba, terminé ahogando la mía propia. La asfixié con mis nervios y mis miedos y nadie dijo nada; ni siquiera os disteis cuenta.
Le lloré tanto a la noche que me quedé sin palabras para contárselo a la almohada y que no se fuera. Pero ya se sabía el cuento del corazón roto y la Nana de quebranto¹ de tantas veces que las había repetido. Tampoco era capaz de sacarme de la cabeza el daño que me hice por no hacérnoslo a nosotros; sigo sin serlo.
Y tu luz, entonces tenue pero clara, se reavivó mientras yo esperaba que alguna chispa encendiera la mía, ya exhausta y sin restos sobre los que volver a nacer, aunque fuera por error. Había muerto en vida y no había nada que pudiera hacer nadie para arreglarlo.
Había desaparecido.
¹Nana de quebranto. Canción del grupo Marea.
ESTÁS LEYENDO
Memorias de un corazón.
Short StoryBienvenidos al lugar más profundo de mi mente. Porque, si estáis aquí, supongo que será porque sentís que vuestro corazón tiene recuerdos, que cada pulsación no solo hace que la sangre recorra vuestro cuerpo, sino que tiene algo más. Y también supo...