Siempre deseé tener a alguien en quien confiar, que me supiera comprender, aconsejar. Alguien como tú, que fuera ese cómplice que sabes que no te va a traicionar, que sus palabras fueran sinceras y nunca sería capaz de venderte al mejor postor.
Llegué a pensar que podíamos contar el uno con el otro, que te meterías en el lodo para sacarme de él, que te acorrucarías a mi lado cuando no me pudiera levantar y me dirías que todo estaba bien. Se me llegó a pasar por la mente que más que una vez te ibas a echar tú encima del problema y lo aplastarías, porque seguro que no era tan grande. Se me ocurrió que tú y yo éramos algo que nada podría tirar por la borda.
Pero ya no te tengo ni a ti.
Estoy sola.
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Memorias de un corazón.
Short StoryBienvenidos al lugar más profundo de mi mente. Porque, si estáis aquí, supongo que será porque sentís que vuestro corazón tiene recuerdos, que cada pulsación no solo hace que la sangre recorra vuestro cuerpo, sino que tiene algo más. Y también supo...