23. Martes trece, y mi corazón se marcha.

135 20 1
                                    

Nunca antes un martes trece me había sabido a tan poco, y mucho menos en invierno. Por no hablar del frío de diciembre.

Y es que, tal día como hoy, te fuiste, se fue y me fui yo también; porque no quería seguir estando en un sitio en el que no pintaba con nada que no fueran mis lágrimas.

Y la mala suerte tal vez exista y yo me haya cruzado, por accidente, con un gato negro, pasado por debajo de una escalera, roto un espejo y haberme enamorado de tu reflejo. Pero todo antes de que te fueras, en otro martes trece.

Y es que ya no solo tengo helados los pies y las manos porque no me las puedes calentar tú, que es que hasta mi alma tiene escarcha y la gente nunca se fija en que incluso el frío quema aunque no sea a sí mismo. Y mucho menos después de todo.

Y es que, después de la tormenta, siempre llega la calma. U otra tormenta aún más huracanada que lo deja todo patas arriba. Y una ciudad en ruinas no se puede reconstruir con otro desastre, al igual que el fuego no se puede apagar con más fuego, ni el amor con más amor.

Y es que hoy se va. Coge las maletas y se marcha en el primer tren sin siquiera mirar el destino. Tan solo quiere perderse, irse y no volver, porque todo es más difícil desde que no estás.

Es martes trece, y mi corazón se marcha.

Memorias de un corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora