He vuelto a rezarle a un Dios que no existía para que todo esto terminara. He acudido a Él como un acto reflejo, trantando de encontrar algo, cualquier cosa, que apaciguara la tormenta que llevo dentro. Pero no lo he podido encontrar.
En cambio, los demonios me están empezando a arrastrar con ellos, a decirme con palabras dulces que allí estaré mejor, a salvo, entre los brazos de alguien aún más cálidos que los de Él. Y empiezo a creerlos, porque son los únicos que acuden a mí cuando suplico piedad. Vienen esos ángeles, aunque estos con las alas cortadas y el cabello lleno de hollín, a contarme que allí arriba no me tendrán en tanta estima como ellos.
Pero aún estoy encerrada entre cuatro paredes conmigo misma, hablando sola y pidiendo calma, serenidad. Pero no me escucha, sigue sin hacerlo, y empiezo a dudar que sea capaz de acudir a Él de nuevo, porque dudo que salga de esta.
No puedo librarme de mis demonios.
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Memorias de un corazón.
Short StoryBienvenidos al lugar más profundo de mi mente. Porque, si estáis aquí, supongo que será porque sentís que vuestro corazón tiene recuerdos, que cada pulsación no solo hace que la sangre recorra vuestro cuerpo, sino que tiene algo más. Y también supo...