No se merecía llamarme amor, cariño, princesa, cielo o preciosa; tampoco se merecía llamarme.
No se merecía un segundo, un minuto, una hora, un día, o tan siquiera un mes; tampoco se merecía mi tiempo.
No se merecía que estuviera a su lado, enfrente, cerca, o a media distancia; tampoco se merecía mi compañía.
No se merecía mis motes, apelativos, diminutivos; tampoco se merecía mi cariño.
No se merecía quererme, tenerme, hablarme, y mucho menos conocerme.
A fin de cuentas, supongo que no me merecía.
ESTÁS LEYENDO
Memorias de un corazón.
Short StoryBienvenidos al lugar más profundo de mi mente. Porque, si estáis aquí, supongo que será porque sentís que vuestro corazón tiene recuerdos, que cada pulsación no solo hace que la sangre recorra vuestro cuerpo, sino que tiene algo más. Y también supo...