11. Lo que quise pero nunca me atreví a decirte

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Es extraño meditar lo que le vas a decir a una persona y terminar por no confensarle lo que se te ha pasado por la cabeza en ese momento, tener esa sensación de deber hablarle y abrirte pero ser incapaz de hacerlo. Y todo por el miedo a asustarla, a que deje de querer hablar contigo (si es que alguna vez lo ha hecho), a perderla todavía más que antes. Miedo a decirle que puede contar contigo en las buenas, en las malas o en las regulares, cuando se le caiga el mundo encima y tengas que ayudarle a ponerse en pie o cuando le aplaudas y vitorees porque lo ha conseguido ella sola y se lo merece. Miedo a querer que se adentre un poco más en tu vida y que ella rechace ser una de las afortunadas de ver el caos que eres desde dentro, desde un lugar privilegiado en el que poca gente ha estado antes. Miedo a que se marche sin avisar y te sientas más sola que nunca. Miedo a que deje un vacío en ti mayor que el que había antes. Miedo a que no le guste cómo eres y se marche de tu vida sin siquiera avisar. Miedo a que piense mal de ti. Miedo a que te ignore y no te cuente sus penas, a que tampoco quiera saber de las tuyas. Miedo a que no te escuche y hayas hecho el ridículo. Miedo a que piense que estás loca.

Tal vez solo sea miedo a decir la verdad, a ti misma.

Memorias de un corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora