Yo, simplemente, soñaba. Sí, a eso se limitaban mis días, todos y cada uno de ellos.
Soñaba con que algún día sería feliz. No feliz de una forma materialista, sino de ese tipo de feliz de una persona junto a otra. Y tú eras esa otra, idiota. Tú fuiste esa otra mitad que andaba buscando para ser feliz o, al menos, intentarlo. Pero parece ser que yo no fui la tuya. En parte me alegro, aunque suene extraño, pero me dolería aún más que me utilizaras.
Perdón, debo corregirme a mí misma esta vez. Me utilizaste.
Me utilizaste a tu antojo mientras que yo simplemente soñaba con un futuro juntos, entre los dos, preparado y hecho a medida.
Ahora esos sueños contigo los voy rompiendo en pedacitos para tirarlos a la basura. Porque eso ahora son mis pequeños delirios y distracciones que no me hacen centrarme en la realidad, en las personas que realmente me hacen feliz. Y, querido imbécil, tú no entras en ese grupo.
ESTÁS LEYENDO
Memorias de un corazón.
Short StoryBienvenidos al lugar más profundo de mi mente. Porque, si estáis aquí, supongo que será porque sentís que vuestro corazón tiene recuerdos, que cada pulsación no solo hace que la sangre recorra vuestro cuerpo, sino que tiene algo más. Y también supo...