No sabía cómo decirle lo mucho que lo odiaba. Realmente no encontraba las palabras para describirlo, para hacerle a alguien saber lo mucho que repugnaba aquello que tanto me rompía.
Porque lo odiaba. Completamente. Con cada parte de mi cuerpo. Durante mucho tiempo. Y es que emanaba resignación por cada poro de mi piel.
Era horrible. No sé si alguna persona ha sentido tanto asco por sí misma que se miraba a un espejo y no podía evitar sentir una arcada. Porque llegó el momento en el que me odié a mí misma porque ni él era tan malo ni yo tan víctima. De hecho, me odio, y es horrible.
Lo peor es que no le recomiendo a nadie que sienta esto. Ni siquiera a él.
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Memorias de un corazón.
Short StoryBienvenidos al lugar más profundo de mi mente. Porque, si estáis aquí, supongo que será porque sentís que vuestro corazón tiene recuerdos, que cada pulsación no solo hace que la sangre recorra vuestro cuerpo, sino que tiene algo más. Y también supo...