Capítulo Dieciocho

2.9K 438 76
                                    

Mis palabras habían tenido tanta verdad que me costaba aceptarlas en mi cabeza, pero si en voz alta. ¿Dónde más iba a estar si no era con Marcus? Había hecho lo que quería, había disfrutado y conocido el mundo de la seguridad que nunca había visto antes. Había sido muy feliz en mis tres largos años en Nueva York, pero ahora quería detener aquello y estar con él. Me había dado la oportunidad de disfrutar, de quererme primero y estaba orgullosa por ese logro. Pero ahora quería crecer en mi relación también y quería que sea con él.

Me acerqué a Marcus y él siguió mis movimientos con la mirada, pero sin atreverse a hacer nada. Lo conocía bastante como para saber que estaba calculando que iba a hacer, pensando sin parar porque yo estaba por acercarme lo suficiente para que todo nuestro mundo se cayera a nuestro alrededor.

—Lizzie... —me quiso detener, pero la realidad era que no quería detenerme. Sentía que era el momento adecuado, que volvíamos a ser lo que habíamos perdido y que deseábamos ser encontrados una vez más. Lo quería, lo quería con desesperación.

Lo escuché suspirar cuando ya estuve lo suficientemente cerca para ver lo largas que eran sus pestañas. Mi corazón latía enloquecido, perdido en mi pecho y sintiéndose finalmente vivo. Quería escapar de mi pecho y por un momento pensé que era lo correcto, lo mejor para ambos. Su mano llegó a mi nuca y eso fue para mí un incentivo para besarlo como quería.

Si bien ya nos habíamos besado en la sala de mi casa, no se había sentido realmente correcto. Había sido una situación extraña y yo no había quedado del todo conforme con mi comportamiento. En ese momento se sentía correcto y luego de un largo tiempo de no sentirse así aquello era único.

Cuando mis labios rozaron los suyos me sentí finalmente en casa, como si todo tuviera sentido y que las piezas de nuestro rompecabezas finalmente tenían sentido para ambos. No había nada en Marcus que no conociera a pesar del poco tiempo que habíamos estado juntos, me gustaba todo de él y disfrutaba de sus movimientos como si fuera esa chica insegura e incomprendida que era antes. Él me había enseñado a quererme y sentía que en ese momento era yo la que tenía que enseñarle lo mismo.

Primero comenzamos con una lentitud digna del momento que habíamos vivido, como si estuviéramos dándonos todo el tiempo del mundo para besarnos de ese modo que todavía me hacía temblar como una niñita. Volví a sentir su calor, su aroma a hombre que me volvía loca y aquella forma de besar que no había vivido con nadie. Todas las personas besaban diferente, pero la realidad es que Marcus lo hacía de un modo que hacía temblar a cualquiera. Por lo menos a mí me volvía loca y caía en sus brazos en segundos.

Pero con el pasar de los segundos, el beso comenzó a profundizarse, perdiendo un poco el eje y simplemente aferrándonos a nuestros sentimientos y sensaciones. Hacía mucho tiempo que no me sentía así, que no deseaba contacto con una persona y algo me decía que Marcus se sentía el mismo modo. Los dos queríamos más, no podíamos negarlo y nuestros cuerpos no estaban para mentiras. Siempre íbamos a tener esa conexión de piel imposible de ocultar.

Mi cuerpo comenzó a inclinarse hacia el sillón y yo misma me dejé caer lentamente para que Marcus me cubriera con su cuerpo. Mi cerebro no pensaba bien, toda mi cabeza gritaba en voz alta MARCUS, MARCUS, MARCUS y no podía ni siquiera ponerme a pensar que estaba en el sillón de su casa, con su hermano en la otra obligación. Pensar no estaba en mis planes y mucho menos con Marcus besándome de ese modo. En la habitación solo se podía escuchar nuestras respiraciones aceleradas y no me importaba en ese momento nada. Marcus alejó su boca de la mía para besar mi cuello con una de sus manos yendo hasta mi cadera para pegarme a su cuerpo. Solté un pequeño quejido de mi boca ante la estimulación y comprendí que el beso dulce que nos habíamos dado antes había quedado totalmente olvidado por aquel instante de pasión.

La chica del jefe [Editorial Scott #2]Where stories live. Discover now