Capítulo Veintinueve

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Muchas veces escuché en mi mente que no era la misma chica de antes y que había cambiado con el tiempo. Yo nunca creí que eso fuera real, las personas no son diferentes, simplemente cambian para bien o para mal según los sucesos de su vida. En ese momento, frente a Marcus me di cuenta de cómo habían cambiado las cosas. Yo había logrado tener la seguridad para hacer y decir tantas cosas, que en ese momento me sorprendía que pudiera hacer cosas que antes me daban pánico. Marcus había cambiado, no sé si para bien o para mal, pero había olvidado un poco las cosas que me había enseñado con tanta dedicación. Antes era una chica que le temía a la vida, a las aventuras, a las situaciones a las que no estaba acostumbrada. En ese momento era la Lizzie que quería ser. Era la persona que había soñado ser.

Y mucho lo había conseguido sola. No negaba que había conseguido influenciada por algunas personas y situaciones a mi alrededor. Pero lejos estaban de ser las razones de mis cambios. En ese momento, me di cuenta de que todo había tenido. Que todo valía la pena. Las lágrimas derramadas en mi cama de adolescente, la humillación que había vivido y todo lo sufrido por mis propias inseguridades.

—¿Estás seguro, Marcus? No quiero que hagas todo esto por... por lo que dije ayer. Entiendo si es mucho para ti luego del compromiso fallido con Portia —le dije unas palabras que me dolieron soltar en ese momento. No quería que tuviera miedo y tampoco quería generar inseguridades en nuestra relación, pero no quería aceptarlo si él estaba atrapado por mi presión—. Sé que me comporté de un modo... algo demandante, pero no significa que quiera obligarte a hacer esto.

—No me estás obligando, Lizzie —me dijo con seguridad mientras se acercaba a mí y yo suspiré, porque aun así me daba miedo creer lo contrario—. Dijiste una realidad. Pasamos tres años de nuestras vidas deseándonos y queriendo estar juntos...

—Lo sé, pero tenías razón...

—Déjame hablar, Elizabeth —me regañó y me reí nerviosa, pero asentí esperando que él me dijera lo que estaba deseando—. Cuando me dijiste esas cosas ayer... se me vino a la cabeza todo lo vivido con Portia y me imaginé el matrimonio como un arreglo. Como algo que se tenía que hacer para arreglar algo, para solucionar un problema, para crear una unión de familias poderosas. Creo que la influencia de mi padre al día de hoy todavía me persigue y lo hará para siempre. Es muy difícil para mí dejar de ser como me influenciaron por años. Desearía tener a mi mamá para poder contarle mis miedos como hacía antes y que ella me apoye como solía hacerlo... pero ahora estoy solo en un mundo del que tengo que aprender.

Lo escuché suspirar y luego chasqueó la lengua, como hacía cuando no sabía cómo expresarse bien.

—Sé que casarme contigo será una aventura y que habrá días que viviremos cosas locas, como habrá días que no nos querremos ver. Pero la realidad es que si pienso en casarme no se me ocurre otra persona que no seas tú, Lizzie. Me siento bien a tu lado, siento que puedo ser yo cuando estamos juntos y me gusto mucho más cuando estoy contigo.

La realidad es que yo me sentía igual. Me sentía bien, me sentía a salvo, me sentía querida. Por tres años había aprendido a quererme y a ser suficiente para mí misma, pero con Marcus encontraba una persona capaz de quererme más. Marcus era ese tipo de hombre que entendía que iba a ponerme primero ante cualquier situación y me amaba igual por eso. Yo necesitaba eso, yo necesitaba una persona que comprendiera que primero estaba yo y después todo el mundo. Porque si bien sabía que él me amaba, nadie me iba a amar como yo me amaba a mi misma.

—Quiero que hagamos locuras juntos, que estemos hasta tarde hablando de libros, de novelas románticas que amas o nos quedemos dormidos viendo esas películas que terminan con música pop de moda. Quiero todo eso y si bien estoy atemorizado una vez más, sé que las cosas saldrán bien contigo, Lizzie. Y si no haremos que funcionen —prometió con total seguridad y fueron sus palabras las que me convencieron de cualquier locura. Locuras con Marcus, era todo lo que deseaba en ese momento—. ¿Te quieres casar conmigo, Lizzie?

La chica del jefe [Editorial Scott #2]Where stories live. Discover now