Prohíbida Tentación || °Juliantina||

Si tú le entras, yo le entro

POV VALENTINA.

Ya habían pasados horas de lo ocurrido en mi habitación.

Juliana había decidido escabullirse como un vil ladrón por la puerta trasera de la casa, tratando pasar desapercibida. Sin ánimos, nos despedimos. Sabíamos que habíamos dejado algo incluso y que tarde o temprano, tendrías que terminar.

¿Saben lo frustrante que es que estés a punto de hacer el amor con la mujer que amas y te interrumpan en la mejor parte del momento?, es caótico.

Cepille mi cabello aún mojado mientras me reconocía por el espejo gigante que estaba delante de mí. Me puse un pantalón vino, y una blusa color crema. Decore mis labios con un poco de labial. Estaban hinchados por los besos de Juliana. Sonreí al pensar en esos besos que me volvían loca.

Pensé en escribirle un texto, pero quería esperar un rato más así que decidí bajar al grandioso comedor donde estaba mi grandiosa familia reunida para comer.

-¿Cuál es la gran noticia que nos tienes, Lucho?

Habló animado Guillermo mientras entraba al comedor.

Todos se veían felices en sus vidas miserables. Eran hipócritas. Eva, que recién había salido de la cárcel, me miraba atenta y ajena a la situación de Guillermo y Luis. Mateo, el esposo de Evangelina, me regala una sonrisa sincera mientras me daba lugar en uno de los asientos de la mesa.

-Qué bueno que hayas accedido a comer con nosotros, amor.

Dijo Lucho tomándome de las manos.

Rápidamente, solté su agarré y me incorporé en mi asiento.

-Sí, gracias por estar aquí, Valentina. - esta vez habló Guillermo sonriente.

-¿Y bien? ¿Cuál es el motivo por el cual estamos todos aquí? - pregunté mirando a cada uno de los que estaban en la mesa.

-Aún no, nena. Falta Lucía. - Argumentó Lucho mientras mostraba su típica sonrisa asquerosa.

-¿Y dónde está ella? - Preguntó Mateo.

-Está aún en su habitación. No tarda.

Habló Silvina mientras colocaba los platos en cada puesto. Abrumada, me acerqué a Mateo que estaba mi lado.

-¿Qué significa todo eso? - pregunté suave cerca de su oído.

Giré mi cabeza para que esta vez fuera él quien hablara.

-No tengo idea. Según escuché, Lucho y Guille tienen algo importante qué decir.

Lo mire ceñida y él se encogió de hombros.

-Bueno bueno, ¿qué tanto hablan ustedes ahí? - Preguntó Guillermo.

-Ay, no comiences. - advertí.

-Alguien está de mal humor - dijo Lucho mientras sonreía ampliamente.

-Quizá es sólo porque no está con buenas compañías. - comentó Eva y todos giramos para verla. -Iré un momento al baño, permiso. - dijo mientras se ponía de pie para retirarse del comedor.

-Permiso. - dije antes de hacer lo mismo.

-Oye, ¿a dónde vas Valentina? - Preguntó Luis.

Qué hombre más petulante.

-Vuelvo enseguida.

Seguí hasta el baño donde estaba Eva y la esperé afuera. Cinco minutos después, salió.

-Valentina, qué susto. - Habló Eva haciéndome reír.

-Lo siento. - Dije en modo de disculpas.

-¿Qué haces aquí?