Tú.

7.1K 436 12
                                    

POV VALENTINA.

Allí estaba yo.

Dando vueltas por doquier en mi habitación. Estaba nerviosa por dos simples razones: la cena con Guadalupe y por mi salida íntima con Juliana. Aún no sabía qué decir, pero si de algo estaba bastante segura es que la sonrisa que está en mi rostro habla más de lo que quisiera. No sólo quería gritar de la felicidad, también quería dar saltitos cortos de la emoción. Me sentía como una niña pequeña.

Ilusionada y enamorada.

Juliana me hacía feliz. Era tan brillante cuando quería, y siempre tenía la manera perfecta de sacarme sonrisas aunque los días fueran grises. Quizá, esa era una de las razones por la cual me enamoré de ella. Nunca antes habíamos tenido una especie de salida, o un tiempo significativo para las dos. Esta sería la primera vez y la idea emocionaba a mi diosa interior.

Me senté en el orillo de la cama meditando en qué atuendo podría usar. Quería gustarle más a Juls. Opté por un vestido corto, negro. Ceñido al cuerpo.

Eso le gustaría, estoy segura.

Antes de arreglarme, bajé al comedor. Al parecer, no había nadie en casa, cosa que me gustaba demasiado. A paso lento, me dirigí hasta allá. Cogí una manzana y la mordi. Relami mis labios una, y dos veces. Era tan obvia que me seguía sonriendo por mis pensamientos genuinos con Juliana.

—¿Y esa sonrisita que tienes?

Lucía preguntó entrando a la cocina. Volví a morder mi manzana dándole una corta sonrisa.

Ella no tenía un profundo conocimiento de cómo llevaba mi relación con Juliana; es decir. No teníamos nada formal, y por esa simple razón, nadie sabía que existía un «nosotras». En toda la expresión de la palabra. Nunca sentí ni he sentido vergüenza de mi amor hacia ella. Es uno de los sentimientos más puros y sinceros que he podido tener en mi vida.

Tampoco pasábamos desapercibidas. Muchas veces Lucía coincidió con nosotras. En diferentes circunstancias. Mi habitación, la alberca, el sofá. Más allá del amor, también teníamos una linda amistad.

Ella es una rubia preciosa. Mi papá siempre ha tenido buen gusto con las mujeres. Elegante, y centrada. Tenía pensamientos profundos. Muy pocas veces no podíamos adivinar qué pensaba, o tan siquiera qué cosas podrían pasar por su mente luego de la muerte de papá. Era una mujer estrechamente melancólica. O por lo menos eso era lo que a veces demostraba. Ha sufrido en silencio su muerte. La admiraba.

—Sólo... Ya sabes. — comenté despacio mientras mordía mi manzana — Hay cosas que me emocionan más de lo que quisiera.

Ella alzó la comusira de sus labios. Sonriéndome.

—Y supongo que esas cosas que te emocionan no tienen nada que ver con Lucho.

Hizo una mueca con la boca y reí ante ello. A veces podía ser tan cómica.

–No — rodé los ojos. — Si que eres buena para dañar los buenos momentos.

Lucía rio más alto y tomó una manzana para ella.

–Así dicen. — respondió bajo. — Pero bueno, mejor cuéntame qué es eso que te tiene tan... Cómo llamarlo, ¿emocionada?, ¿ilusionada?, ¿enamorada? — dijo haciendo énfasis en ese último.

Involuntariamente, sonreí. Maldita sea. Ella lo notó y sonrió conmigo.

—Así me sentía yo cuando estaba con tu papá — habló melancólica. Volteó a verme directamente a los ojos. — Pero claramente Lucho no es quien te tiene así, de enamorada.

Prohíbida Tentación || °Juliantina||Where stories live. Discover now