Prohíbida Tentación || °Juliantina||

Los límites del placer.

POV VALENTINA.

Juliana estaba encima de mí, basándome hasta la sombra. Su respiración era entrecortada, y me gustaba. El pequeño placer de saber que era yo quien le estaba causando eso, era grandioso. El tiempo y las circunstancias eran perversas y extremadamente excitantes. Estábamos explorándonos, la una junto a la otra. Lo había deseado tanto, por mucho tiempo que ya me parecía irreal que pudiera suceder. Sus besos los esparcía por cada rincón de mi piel y cómo me ponía. Sus ojos eran lujuria, y deseo. Mucho deseo, mucha lujuria.

-¿Qué piensas? - Preguntó mientras con sus manos recorría mi cuerpo. Sus fríos dedos tocaron mi abdomen y me estremecí por completo. Sin dejar de besarme, subió de nuevo a mis labios, besándome como si su vida dependiera de ello. Era una grandiosa besadora. Lo hacía muy bien. Llevé un mechón de su cabello hasta su oreja y me sonrió.

-En ti - Puso su cabeza en mi pecho y estaba sonriendo.

-¿En mí?, ¿y qué piensas de mí?

-En que parece mentira que estemos aquí y ahora, así. - Volvió a mirarme, con deseo.

-¿Te gusta? - Asentí con la cabeza y nos besamos. - A mi también... Quiero demostrarte cuán de grande es el amor que siento por ti.

-¿Cómo lo demostrarás?

-Sólo observa. - Juliana se puso a horcajadas encima de mí, y pasó su mano hacia atrás. De pronto, su sostén comenzó a caer y ella sólo miraba cada uno de mis gestos. Era la primera vez que la veía desnuda. Eran medianos, pero hermosos, simplemente hermosos. Lo arrancó por completo y lo tiro a algún lado de la habitación, mientras yo solo estaba extasiada observándola fijamente. - Tócame, vuélvete loca conmigo, morrita. - Agarro mis manos y las llevó a sus pechos desnudos. ¡Oh Dios mío! Qué sensación tan placentera. La vi cerra sus ojos y comencé a acariciarlos despacio. Ella emitía sonidos deliciosos por su boca. En esa misma posición, la acerqué más a mí para besarla. Podía sentir sus pechos en mi pecho y sentía que estaba siendo arrastrada por el mismísimo Dios al paraíso. Juliana en un juego rápido, cambió la posición quedando yo encima de ella. Nos sentamos en la cama en un vaivén de besos deseosos y coló sus manos por mi espalda. Acariciaba cada parte de él, y gemí. Gemí tan fuerte que en una maniobra suave logró desabrochar mi sostén. Sonreí ante su pensamiento malicioso. - Quiero verte - Poco a poco fui sacándolo por completo permitiéndole ver y permitiendome sentir tan expuesta ante la mujer que amaba. Sus ojos brillaron cuando su mirada cayó en ellos y sin aviso llevó sus manos a ellos. Cerré los ojos. Estaba maravillada ante el placer que sus delicadas manos estaban dándome. Se abrazó a mi cintura y besó mi cuello. Lento, sin prisas y dejando cortos besos alrededor de él. Su lengua era su mejor aliada, sabía dónde besar y era malditamente excitante. Llevé mis manos hasta su espalda y la apreté contra mí. Necesitaba sentirla ya. Ella sin dejar de besar mi cuello, bajó sus manos hasta mi trasero y lo apretó empujandome hacia ella. Mi boca buscó sus labios desesperadamente y su lengua jugaba con la mía. Fue descendiendo sus besos hasta el punto. Hasta donde la quería. Dio suaves besos alrededor de mis pechos desnudos y con su boca atrapó uno de mis pezones mientras que con su mano jugaba con el otro. Maldita sea, esto era estar en la cima del cielo. -Sabes tan bien... - Susurró deleitandome mientras me besaba aún. Cuando ya estaba lo suficientemente erecto, hizo lo mismo con el otro pezón. Tocándome y sintiéndome.

-No creo poder aguantar tanto - Admití levantando su rostro para que me mirara. - Eres tan buena con esa boca - Susurré cerca de sus labios mientras ahora era yo quien comenzaba a tocarla. La tiré hacía atrás quedando acostada plenamente en la cama y me aventuré a sus pechos. El extasis que me consumía era grandioso. Los besé y me los comí a mi antojo mientras sentía cómo reaccionaba su cuerpo ante mis caricias. Bajé una de mis manos hasta la elástica superior de su última prenda y jugué con ella mientras Juliana me veía atentamente.