|Dos cuerpos y un mismo rostro|

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Francia, París.

Los sueños sí pueden volverse realidad, sólo basta creer.
Creer, es la clave del éxito.
Creer, es la excusa perfecta para saber que un día terminará bien.
Creer, es motivo de esperanza.

El consejo siempre será creer..., porque los sueños, si se vuelven realidad.

La semana tan esperada había llegado y muchas cosas habían cambiado en estos últimos dos meses. ¿Por dónde comenzar?

Rita, la condenadisíma y guapísima diseñadora de modas, había comprendido que el trabajo no lo era todo en su vida. Gracias a los consejos de sus amigos más cercanos, entre esos Juliana, había accedido a darse unas vacaciones especiales luego de la gran jornada de trabajo que conllevó la realización del desfile. Al principio claramente se había negado, pero en su interior sabía que unas pequeñas vacaciones le sentarían muy bien. Había decido viajar a España. Una ciudad tranquila y desbordante de dulzura y serenidad; aunque también tenía en mente visitar Venecia. ¡Cómo amaba esa ciudad!

Los paseos en canoa siempre fueron su delirio. Adoraba compartir tiempo de calidad y una copa de champaña del mejor lugar de la ciudad. Los sacrificios que había hecho a lo largo de su vida para ella estaban dando más que frutos. Su manera de ser también había mejorado. Muy pocas veces perdía la paciencia, y también muy pocas veces olvidaba su pose de mujer fría y calculadora y sólo era una mujer más, con heridas y cicatrices, pero aún con muchos sueños por vivir.

Aysack y Jason habían hecho una gran labor durante ese tiempo. Aysack, siendo un hombre culto y polifacético, y por supuesto con otras responsabilidades, desde el primer momento se había sentido comprometido con Rita y con Juliana para lo que tanto ambas anhelaban. El castaño siempre creyó en el talento de Juliana. La devoción con la que Juliana hablaba y proyectaba su sueño era impecable y merecedor de admiración. También compartían intereses y se habían vuelto grandes amigos. Compartieron cenas, fiestas y salidas íntimas cuando no se trataba de trabajo. Valentina sentía una profunda admiración por Aysack. Estos habían entablado conversaciones amenas y le había parecido un hombre interesante. Todo en el sentido más inocente de la palabra.

Por otro lado Miranda seguía haciendo de las suyas cada vez que tenía la oportunidad. Su pasatiempo favorita era provocar a Juliana con las insinuaciones que tenía con Valentina y aunque aquello no fuera verdadero, amaba molestarla. Así, habían buscando la manera de encontrarse. Aún mantenía muchos secretos. Secretos que pensaba llevarse a la tumba de ser necesarios. Sara había desaparecido; y eso muchas noches le quitaba el sueño. Conocía perfectamente cómo Sara podía accionar y tanto silencio y ausencia de su parte sólo podría traer una cosa: peligro. Quería decírselo a Rita, pero sabía que la Rubia, después de todo y de su sinceridad, terminaría odiándola y despidiéndola de su trabajo aunque esto último fuera lo que menos le preocupaba. A pesar de todos, Miranda estaba perdidamente enamorada un imposible. Un imposible que seguía llevando a cuestas, y que sería así por siempre.

Camila y Guillermo habían renacido juntos en su nido de amor. En la semana que Guillermo había visitado a Camila en New York, aprendió tres cosas:  todo es más liberador cuando no siempre estás pensando, dejarse llevar por la corriente y que todo tome su causal es lo propio y nunca, pero nunca de los jamás, llevarle la contraria a Camila cuando está molesta. Allen trabajaba con argumentos sólidos y siempre se veía segura de sí misma al momento de hablar aunque todo lo que dijera no tuviera sentido alguno. Guillermo adoraba la tranquilidad con la que Camila manejaba las cosas, y había aprendido eso de ella. Le habían puesto nombre a su amor; Camila le pidió a Guillermo que aceptara ser su novio.

Maravilloso,
¿No?

Después de tanto pensarlo y analizarlo, en esa semana muchas cosas habían cambiado para ambos. Su amor había florecido y convivieron como un noviazgo sólido y fuerte. La relación de Valentina y Camila se había fortalecido también. Ahora no sólo eran amigas de toda la vida sino también cuñadas. Por supuesto que la noticia alegró a la castaña. No podía sentirse más feliz por ellos y agradecía fervientemente que Camila le devolviera a Guillermo la esperanza de creer. Creer en amor. Porque los sueños, si se hacen realidad.

Prohíbida Tentación || °Juliantina||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora