Las shippeo, Juliantinas.

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Narrador Omnisciente.

-Me gustaría remodelar absolutamente todo; hacer algunos ajustes de personal, por supuesto, si tú estás de acuerdo, y también darle más publicidad al lugar. Según he leído en una columna exclusiva que sacó Michael Dawson, la industria Carvajal ha perdido un poco de prestigio gracias a la obra maravillosa de Evangelina.

Guillermo frotó sus manos mientras escuchaba las sugerencias que le daba Luis, quien ahora era su socio y compartían acciones dentro de la industria Carvajal.

-¿Cómo piensas darle publicidad?, creo que has olvidado que el periódico más reconocido de todo México somos nosotros. ¿Vas a acudir a otro para eso?

-No precisamente acudir, pero podemos pedir ayuda. No lo sé, algún tipo de promoción.

-¿Promoción? - Guillermo se puso de pié, cruzando los brazos debajo de su pecho. -¿Tú de verda crees que yo voy a pertimir algo así, en mi industria?

Luis frunció el ceño.

-Es una buena idea. - Murmuró.

-¡Oh, definitivamente no lo es! - Lo miró con recelo y luego se acercó a su escritorio para buscar un sobre amarillo. Luis vio cada uno de sus movimientos, Guillermo lo observó por encima de su hombro derecho y le fue imposible no sonreír de medio lado. Caminó hasta él y le entregó el sobre que recien había agarrado.

-¿Qué es esto? - Preguntó abriendo con cuidado.

-Condiciones y términos. Los que firmaste, ¿Recuerdas? - El más joven levantó la vista y sin decir nada, asintió. - No olvides cuál es tu rol aquí. Tú eres el dueño porque allí aparece tu firma, pero nada más. El dinero es mío, y las ganancias también. Tus sugerencias son buenas, pero no lo suficiente. Una industria como ésta necesita de mentes brillantes, y tú te has quedado muy corto. Ahora por favor, vete.

Luis había releído los documentos que él hace poco había firmado, un acuerdo mutuo donde las acciones Carvajal seguían siendo de Guillermo, pero en un plano secuencial. Él tomaría el rumbo de las decisiones que allí se plantearan, y aunque al principio le pareció descabellado, lo vio como una salida óptima para todo lo que tenía en mente ejecturar. Al parecer, los Carvajal aún tenían muchos secretos que no han sido descubiertos y Luis anhelaba quitar la máscara de cada uno, en su venganza y humillación.

-Si no vas a tomar en cuenta mis opiniones, ¿por qué me haces perder el tiempo en venir a verte la cara? - Su voz salió incómoda y a la vez dramática. Si el Carvajal quería jugar, él había decidido entrar.

-No te pongas agresivo. - Contestó, quitando los documentos de sus manos para guardarlos nuevamente. - Es sólo un procedimiento. En el acuerdo también dice que ibas a venir una vez a la semana para serciorarte que todo marche bien.

-No sé a dónde quieres llegar con todo ésto, Guillermo.

-No tienes que saberlo, Lucho. Tú sólo encargate de Valentina.

El más joven puso los ojos en blanco. Si bien lo pensaba, llevaba días sin saber de su novia aunque eso no le quitaba el sueño. Valentina podía ser tan extremista a veces y quería darle su espacio.

-Le estoy dando su espacio. - Encogió sus hombros.

-¿Espacio?, ¿y crees que eso es lo más saludable en su relación?

-¿¡Cuál relación!? - Luis se puso de pie, caminando hasta la ventana que tenía la vista hacia afuera. - Tu hermana nunca ha querido una relación conmigo; no se muestra afectuosa, me evita siempre, no compartimos como lo hacen las parejas normales. - Se giró hacia Guillermo, viéndolo con enfado. - Solamente haces que esté con ella por molestarla.

Prohíbida Tentación || °Juliantina||Where stories live. Discover now