12- Estrategia

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2014

Cuando Robert volvió cabizbajo al automóvil asegurando que no había nadie en la casa, Avan se sintió desanimado.

Perune le dijo que sería mejor que esperaran allí a que alguien llegue a la casa. Y eso hicieron por bastante tiempo, aguardando tras los vidrios tintados del coche.

Eran las seis de la tarde y el sol comenzaba a ocultarse detrás de las casas de la cuadra, cuando Perune anunció que Avan debía volver pronto a la prisión. El chico se mostró inmutable ante la noticia, sospechaba que no le caía muy bien a Perune.

-Si se va ahora no sé cuando podré volver a lograr que salga -respondió Robert desanimado -. Y lo necesitamos.

-¿Por qué? -siguió insistiendo Perune.

-Porque Morales confía en mí.

Avan miró a ambos policías con rostro serio.

-Me parece que has estado pensando algo similar a lo que yo estoy pensando, ¿no? -dijo Robert comprendiendo la intención tras las palabras del chico.

Robert había pensado que, para obtener alguna clase de información debía enviar a Avan a hablar con Morales ya que el hombre confiaba en el muchacho.

-Tal vez. Pensaba en que si alguien puede sacarle alguna información, ese soy yo -dijo el joven haciendo eco a los pensamientos de Robert -. Él siempre sintió una identificación peculiar conmigo, asegurando que le recordaba a él de joven. Cuando le pregunté al respecto el día que vino a la comisaría, aseguró que nunca lo atraparon por un crimen similar al que yo cometí.

-Avan, ya te expliqué la razón por la que fue desestimado del caso. Pero esto que me estás diciendo me hace plantearme muchas cosas -respondió Robert pensativo.

-La gente miente por razones que la lógica no siempre puede abarcar, oficial -dijo Avan con un matiz especial en la voz. Perune se preguntó si no se refería a algo personal al decir eso.

-¿Y cómo sabremos que pasa allí dentro? Porque seguramente pensarás en entrar a hablar con él -preguntó Perune.

-¿Tienen micrófonos? -preguntó Avan.

-Aquí no, en la estación -respondió Perune como si eso fuera algo obvio.

-Mira, se me ocurre algo. Pero antes debo llamar al comisario y decir que estás conmigo y que te necesitaré algunas horas más, además de pedirle que estén atentos a mis indicaciones... -explicó Robert.

-Yo iré a la comisaría y organizaré todo allí, además hablaré para que el chico se quede -declaró Perune.

-Perfecto, la cosa será así... -siguió el detective.

.

Las manos de Avan estaban sudorosas mientras golpeaba la puerta de la pequeña casita.

Hacía una media hora que habían visto detenerse el auto de Morales desde un lugar más alejado en la cuadra para no levantar sospechas. Avan lo reconoció por la forma de caminar ya que llevaba gafas y una gorra de visera. Y, luego de repasar una última vez el plan, había salido del auto y caminado a la casa.

Contó hasta tres en su cabeza y la puerta se abrió.

El profesor Morales estaba ante él en toda su investidura y Avan se sintió como un adolescente asustado que estaba por inventar una mentira sobre no poder entregar un proyecto a tiempo.

-¿Avan? ¿Avan Danvers*? -preguntó el hombre perplejo ante la visión del joven.

-Profesor Morales, lamento molestarlo pero no había nadie más a quien pudiera acudir...

Alena//COMPLETA HASTA 10/05 // DISPONIBLE EN FISICOWhere stories live. Discover now