18- De un monstruo a otro (2)

9K 1.2K 438
                                    

Robert estaba sentado en la incómoda silla de la habitación de Alena. Ella dormía tranquila en su cama, con la vía intravenosa conectada a su muñeca derecha pasándole constantemente calmantes. Estaba la mayor parte del tiempo sedada ya que era peligrosa para ella y para otros. Además lloraba demasiado, gritaba y pedía que la sacaran de allí y la llevaran con Octavio. Robert la había visto dos veces despierta y en una de esas ocasiones él había sido el blanco de su furia.

Recordaba haber entrado a la habitación al día siguiente después del accidente con la advertencia de los médicos de que estaba un poco inestable. Ella estaba recostada en la cama, pálida y delicada como un pequeño pajarito. Robert sintió su pecho doler al ver reflejados en su rostro los rasgos de su madre. Aún conservaba la curva de sus labios de cuando era una niña.

Respiraba profundo, su cabello estaba desparramado en la almohada como un halo de oscuridad que contrastaba con las sábanas y la blancura enfermiza de su piel.

Robert se sentó a su lado, asimilando el hecho de verla, de oír su respiración, de poder estar en una misma habitación. Tantos años había fantaseado con ese momento, pero con el paso del tiempo se había vuelto algo cada vez más difícil de imaginar. Pensar en su niña como una mujer lo desconcertaba, pero allí estaba.

Se sentó en la silla al lado de la cama y contempló la respiración de su hija. Se quedó estático durante casi una hora, no queriendo despertarla para que pudiera descansar. Pero entonces ella despertó.

Su rostro, antes lleno de la paz del profundo sueño mostraba ahora una inmensa confusión. Robert se quedó quieto, esperando que ella lo descubriera por si misma.

-¿Qué...? -dijo Alena con voz ronca y se incorporó un poco en la cama, al parecer recordando mejor donde se hallaba, orientándose entre sus recuerdos. Giró la cabeza y vio a Robert.

-Hola, Alena -susurró el hombre.

-¿Usted? Quiero ver a mi esposo. No quiero saber nada de usted, necesito ver a Octavio -dijo ella mirando con odio a Robert.

A pesar del dolor que le producía la mirada de su hija, Robert habló con tono amigable.

-Me iré en un momento, solo quería verte y estar en tu compañía...

-¡Váyase! ¡Enfermera, quiero ver a mi esposo! -gritó ella. Robert se puso en pie, dispuesto a irse para no complicar la situación. -Todo esto es su culpa, ¿por qué vinieron a perturbar nuestra casa? -preguntó la chica clavando su mirada en él. Ella había empezado a arrugar la sábana entre sus manos cuando entraron la enfermeras.

Robert aprovechó a escabullirse de la habitación, sintiéndose un cobarde por no poder enfrentar la nueva realidad de su hija.

Recordaba eso y se sentía mal por su actuar, pero lo cierto es que había vuelto al otro día y al oír su voz se había asomado en la puerta, viéndola gritando y llorando en los brazos de una enfermera; ese día ni siquiera se atrevió a entrar, lo cual era peor.

Robert miraba su celular compulsivamente esperando noticias de la comisaría y oyendo la respiración de una Alena perfectamente dormida.

..............

Avan permanecía sentado en la misma silla de la misma sala que el día anterior. Le había costado trabajo dormir y esa mañana le había costado aún más trabajo levantarse.

Pensaba en Richard, en lo que había dicho y en la profunda resignación que al parecer sentía.

Tamborileaba con los dedos sobre la mesa, no había sabido nada de Robert y eso lo tenía un poco preocupado ya que estaba seguro de que Alena tenía secuelas psicológicas, lo que no sabía era hasta que punto eran reversibles.

Alena//COMPLETA HASTA 10/05 // DISPONIBLE EN FISICOWhere stories live. Discover now