Capítulo XXXII: Red Roja

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El ojo que todo lo ve

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El ojo que todo lo ve.

Así es como, —de una forma irónica—, algunos cyborgs murmuran por lo bajo para referirse a la red roja. Aunque esa frase va más allá de solo una ironía ya que la red cubre con su manto de hilos cada punto posible de los continentes extrayendo y configurando información por segundo. Nada y nadie se le escapa. Entonces, ¿cómo no sabría de los errores cometidos por la corporación Humano® y sus afamados integrantes?

La respuesta es concebida por el cyborg que se encuentra con una limitación de visión e intenta movilizar sus extremidades inferiores para levantarse del lugar donde su ensamblaje descansa. Una cama con sábanas negras de terciopelo. Es así como se siente. Es así como fue descrita por la humana que se encuentra sentada, frente a él, en una mecedora materializada por K-26.

Aunque la mecedora sea solo un objeto, —con un propósito de uso establecido—, esta forma parte de la lista de compras de objetos para mascotas que reprogramó Drago en la actualización de su servidor doméstico con el fin de "despistar". La compra solo es una frecuencia sobre el análisis de comportamiento que la red recepta como usual y válida por parte de quien porta una mascota. Nada fuera de lo normal. Ninguna anomalía.

Sin embargo, el cyborg que logra ponerse de pie, —tras varios intentos—, no puede divisar la acción que realiza la mascota, y desconoce del vientre abultado que acaricia la humana con ternura y recelo a la vez. Por supuesto que la anomalía existe, está ahí, en el punto en el que sus manos descansan... ahí dentro de un saco amniótico.

—Me siento inservible —suelta el cyborg.

Erion nunca creyó llegar a decir tales palabras.

¿Inservible?

¿Cómo es eso posible?

Inservible, para los cyborgs de la categoría de Erion, es como referirse a su última etapa de programación. Es estar en la actualización número cinco donde el verse de "30 años" significa el final ya que se cumple con la reconstrucción facial y corporal de edad, conocimientos adquiridos y etapa de servicio.

Llegar a la actualización de los treinta años es tener la capacidad de comprender que pronto llegara la hora de dejar el cuerpo. La etapa de los treinta es llegar a un punto de total control emocional o la pérdida absoluta de este. Justo ahí, en la pérdida, la red roja los detecta. Los privilegiados tienen acceso a la Torre para que se les asigne un nuevo propósito, volviendo a estado de "fecundación", pero los no privilegiados solo se resignan con el uso de sus partes para ser reciclados.

—Solo no has recuperado tu visión —dice Snake, mirando hacia los ojos completamente grises que expone el cyborg al dirigir su mirada hacia ella. A su vez, se pregunta si de verdad está en un estado de ceguera permanente o temporal, pues ella no serviría de mucha ayuda en su estado actual.

—Necesito reparar esta falla. —Erion cierra sus ojos y lleva sus manos hacia sus párpados—. K-26, transpórtame a la habitación de servicio de reparación de la mansión —ordena al servidor doméstico, mientras estimula su audición para percibir mejor el ambiente en que se encuentra y así poder movilizarse.

Espera la filtración automática de la voz del servidor.

Pero no llega.

El silencio incomoda al cyborg y a la humana. Erion puede captar la aceleración de los latidos de la mascota, pero con un poco más detenimiento capta una frecuencia cardíaca extra de más de 140 latidos por minuto.

—Algo no está bien —farfulla Erion.

No solo es el hecho de aquel otro latido sino también, el tipo de error que está cometiendo el servidor doméstico ante su desobediencia, o posible retraso, en acatar una orden.

—¿K-26? —suelta Snake, levantándose de la mecedora.

Ella siente la incomodidad. Esta segura que el cyborg por igual. Y no se equivoca. Mira alrededor de su habitación esperando que K-26 se materialice como lo ha venido haciendo desde que se quedó sola en la mansión.

—Mascota, ubícate a mi lado —indica Erion, recordando a su vez que esa mascota tiene nombre, y que después de la cercanía del trato entre ambos, y ahora con lo que tiene conocimiento, lo mínimo que puede hacer es llamarla por el nombre elegido por su dueño—. Snake, ubícate a mi lado —repite, sintiendo la presión del momento.

No es un error.

K-26 ha sido extraído.

Ahora no solo lo siente.

Ahora lo sabe.

La red roja está aquí.



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Okay! 

Estoy aquí para prometerles que sí terminaré HUMANO. Actualizaré pasando un día. Si estoy más libre, lo haré seguido. Solo pido paciencia, porque HUMANO no es solo un libro de sci-fi. Este libro es una constante disputa de mis pensamientos sobre la sociedad y pensamientos ajenos a los míos.

Humano ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora