Capítulo 20: "Tensión"

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    -Despierta, bello durmiente

-¿Qué pasa? Dijo Irslan medio dormido

En ese momento vio a Ainoa que estaba de píe en frente de él.

-Buenos días

-Buenos días...

En ese momento le metió un pisotón en la entrepierna a Irslan, y este gritó de dolor al instante.

-¿Por qué?

-Explícame esto

En ese momento señaló con el dedo hacia el otro lado de Irslan, allí estaba Ana, durmiendo a su lado, Irslan al ver esto ya se imaginaba que estaba pensando Ainoa, y la clara razón de su enfado, de modo que respondió rápidamente:

-Esto... no es lo que parece

-¿Qué parece?

-Oh, em...

Ainoa frunció el ceño mientras movía la muñeca de un lado a otro, probablemente para arrearle un buen guantazo.

-¿Tú que crees que es?

-Yo... Estaba durmiendo, y me he encontrado con esto

-¿Esperas que me crea eso?

En ese momento se crujió la muñeca, síntoma de que el puñetazo iba a ser inminente.

-Ana despierta, vamos

-Buenos días Irslan

-Buenos para ti

-Ay, que encanto de hombre

La cara de Ainoa cambió a más enfado todavía ante ese comentario, y le metió un capón a Irslan.

-Oye ¿Y eso porque?

-Me apetecía

-Toma ya, has cobrado de buena mañana

-Irslan, dile a Ana que se calle o cobra ella también

-Dice que...

-La he oído

-Ana dice que te ha oído

En ese momento Irslan se llevó otra colleja.

-¿Y ahora porque?

-Por tratarme como si fuese tonta ¿Alguien me va a explicar que hacéis durmiendo juntos?

-Oh, es verdad, Irslan te has abalanzado sobre mí aprovechando que estaba durmiendo

-Mentira

-Pervertido

-Ainoa, te juro que es mentira

-O alguien me lo explica o arreo más collejas

-Ana, no inventes, lo más probable es que se haya caído de la cama, y como yo dormía debajo a acabado a mi lado, es lo único que se me ocurre.

-¿Estás insinuando que soy patosa?

-No lo insinúo, lo afirmo

-Pues no soy patosa, y ahora te lo voy a demostrar

Fue a levantarse, pero se resbaló con la sábana y calló al suelo

-¿Ves, Ainoa?

En ese momento Ainoa le arreó una colleja a cada uno, y ambos gritaron de dolor mientras se ponían las manos en la cabeza para cubrirse de otro posible golpe.

Un lobo con corazón de cristal (En edición)Where stories live. Discover now