Capítulo 6

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–Sed bienvenidos a la Danza de la Luz, donde nuestras almas y nuestra luz se unirán a la naturaleza para poder ofrendar nuestra gratitud a los dioses

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–Sed bienvenidos a la Danza de la Luz, donde nuestras almas y nuestra luz se unirán a la naturaleza para poder ofrendar nuestra gratitud a los dioses.

Mi mano estaba sudada pero alguien la sujetaba con cariño y ese era Neith, quién era probable que se percatara de mi nerviosismo cuando la Sabia Anciana empezó a hablar dando comienzo con el ritual.

La Sabia Anciana continuó hablando mientras yo me concentraba más en intentar calmar mi nerviosismo. No veía a mis padres y aunque Neith estuviera ahí conmigo, faltaban las dos personas más importantes de mi vida, mis padres.

Pude ver a Owen quién sentado junto a los demás músicos, estaba radiante. Era el flautista más importante por la calidad con la que tocaba, su habilidad era inverosímil. Simplemente había nacido para tocar la flauta mientras que yo había nacido para el tiro con arco.

Pensé en cada una de las noches en las que me quedaba con Shandor en el campo de tiro y cuando Neith, por celosía, se unía a nuestro encuentro siempre que podía. Habíamos crecido juntos por decirlo de alguna manera y ahora, poder estar allí con ellos, me satisfacía el alma. No importarían los años que pasaran que siempre anhelaría esos bellos y dulces momentos. Nuestras risas y nuestras discusiones siempre albergarían un lugar especial en mi corazón y en mi mente.

Pero cuando los músicos empezaron a tocar, volví a despertar. Ese precioso sonido que sobresalía de los demás, era en efecto mi hermano. Era incuestionable que no se tratase de él, sus ojos estaban cerrados y su cuerpo se dejaba llevar por la música y por el ritmo de los tambores. Era una música alegre y la melodía estaba liderada por las notas rápidas que mi hermano producía. Por otro lado, la Sabia Anciana junto a los sacerdotes y sacerdotisas rodearon la gran hoguera levantando los brazos en alto hacia el cielo y por lo que pude distinguir desde la grada es que parecían estar murmurando palabras como si estuvieran rezando.

La piel se me erizó y mis ojos brillaban por lo que estaba viendo. El ambiente era realmente conmovedor y bellísimo, y poder estar allí me hacía simplemente feliz.

Pasaron los minutos y cuando dejaron de tocar, la Sabia Anciana seguida por sus discípulos, volvieron a situarse enfrente de las gradas de la Media Luna. Pude notar que era el momento que había estado esperando por años cuando mi mirada se encontró con la de la Sabia Anciana, solamente lo supe.

–Y ahora, queridos primerizos de nuevo año, me gustaría que os situarais aquí abajo conmigo.

El miedo a no poder dar la talla me sobrepasó, empecé a temblar pero ese chico tan especial se percató de mí estado.

–No tengas miedo Xylia, déjales con la boca abierta y disfruta de tu momento.

Ese mero susurro en el oído que traspasó mi piel, provocó en mí esos sentimientos encontrados que viajaban a la deriva por mi cuerpo sin rumbo. Me dio coraje saber que él me estaría viendo, además de que mi hermano también estaba allí.  Iba a disfrutar como me dijo Neith y iba a bailar como me enseñó Owen.

La Leyenda ÁureaWhere stories live. Discover now