Capítulo 13

23 3 0
                                    

Seis horas no fueron tan largas como lo calculé en mi cabeza, es más, se hizo ameno y más cuando pude ver cómo tres esferas blancas iluminaron el cielo del Subsuelo quedándome maravillada por esa escena

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Seis horas no fueron tan largas como lo calculé en mi cabeza, es más, se hizo ameno y más cuando pude ver cómo tres esferas blancas iluminaron el cielo del Subsuelo quedándome maravillada por esa escena. Iluminaron el cielo y dieron mucha más luz de la que había anteriormente, al igual que aparecieron pequeñas lucecitas en todo el firmamento.  Ese lugar debía de ser mágico a pesar de ser un mundo subterráneo sin poder  tener un sol radiante.

Mis ojos empezaron a adaptarse a esa oscuridad, ahora más tenue por la luz que emitían esas tres gran esferas que parecían asimilarse a la luna de mi mundo, y me sentí mucho mejor que cuando realizamos la primera parte del viaje.  Aunque también era cierto que cuando pasamos por un pequeño pueblo, me estremecí al ver como todos sus habitantes, salieron de sus hogares  parecidos a los de mi poblado, aunque estos estaban construidos con piedra y madera. No me engañé cuando vi que tenían los mismos rasgos que los hombres que me acompañaban pero cuando pasó el monarca del Subsuelo por delante de ellos, todos agacharon sus cabezas incluyendo niños y esa bestia siguió con la cabeza en alto aunque estuviese cubierta, se notaba mucho el respeto que tenían por ese ser porque a pesar de ser una forastera, una llegaba a darse cuenta del respeto y la admiración que desprendía las personas cuando veían a quiénes los hacían sentirse orgullosos. Y eso mismo era lo que pude notar cuando pasamos por ese pequeño pueblo perdido por aquella estepa sin vida, bueno alrededor del poblado parecían haber árboles con hojas negras que parecían estar vivos pero que eran desconocidos para mí. Debía de aprender mucho y de averiguar cómo funcionaba la vida en aquel mundo si quería encontrar alguna manera de escapar.

Sin embargo, mis ojos se sentían pesados. Había sufrido mucho durante las últimas horas y a consecuencia de ello, mi energía se había agotado. Pero intentaba mantenerme despierta y cada vez que notaba como mi cuerpo entraba en ese estado de relajación, siempre volvía a erguirme y a reactivarme pero no duraría mucho hasta que mis ojos se cerrasen. En uno de estos momentos, mi cabeza empezó a inclinarse hacia delante pero una mano me sujeto la frente chocando contra ella, quise abrir los ojos pero no pude, es más se negaron a hacerlo y cuando escuché aquella voz procedente de atrás, no tuve ningún razón para volverlos a abrir.

–Humana, si quieres dormir, recuéstate en mi pecho.

Gruñí en modo de asentimiento y no tuve que hacer ningún esfuerzo para apoyarme contra su torso ya que con su mano aún sujetando mi cabeza, hizo que me inclinara hacia atrás y acabara apoyándome en él. No sabía porque era amable conmigo ni me importaba porque mi mente tan solo quería olvidar lo que había pasado y lo que estaba viviendo. Así que una vez toqué su armadura, me dormí tan profundamente que no me preocupé por lo que harían, simplemente bajé la guardia y dejé que los sueños se apiadasen de mí, bueno o eso pensé.

Soñé incluso pero ese sueño había sido aterrador como la primera vez que sentí la presencia de ese monstruo. Me encontraba arrodillada en ese suelo tan cálido por el que había caminado miles de veces, ahora calcinado en cenizas mientras aún seguían ardiendo las pocas casas que quedaban intactas. Todo el poblado había sido destruido,se nos había quitado la vida que yacía en él. No quedaba nada, ni las personas que vivían en él, no había indicios de supervivientes ya que muchos cuerpos yacían sin vida en el suelo. Las lágrimas caían por mis mejilla sin control, había sido una matanza en la que pude ver algunos de los cuerpos de los niños que instruí. ¿Quién había sido la criatura que hizo todo aquello? Mi vello se había erizado porque caí en la cuenta de que tan solo había un ser que se encargaba de la muerte, y ese mismo, era el rey del reino en el que iba a ser esclavizada.

La Leyenda ÁureaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora