Capítulo 43

17 1 2
                                    

Xylia

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Xylia

Tras haber esperado unas horas y ya caída la noche, bueno,  con las Tres Lunas ya desaparecidas, Ilyra me dio el alta tras haber quedado impoluta de mis heridas.  No quedó ningún rastro de ninguna herida ni de ningún dolor muscular ni ningún dolor de cabeza, cosa que me alegró, aunque en mi cuerpo aun quedasen restos de un miedo y de un desconcierto total, sobre todo, después de que un "infiltrado" como habían mencionado Azael y Keegan, casi me abusa sexualmente. Todo había sido tan confuso que no pude ni preocuparme por aquel beso, aunque él tampoco había comentado nada sobre el asunto. Lo más probable es que no quisiera discutir conmigo en un momento tan delicado como este. 

Lo único que noté, fueron sus constantes miradas sobre mí. No me desagradaba pero la verdad, es que, que fuera él quién me mirase de esa forma, me hacía estremecerme. Su mirada era demasiado poderosa y tuve dificultades de mirar a Draven cuando hablaba, tan solo por la dominancia de los ojos ónices de ese odioso rey, que me hacía plantearme que tuvo que hechizarme para haberse clavado tanto en mi mente. 

La verdad, es que estaba preparándome para marcharme pero escuché unos pasos y dejé de hacer ningún movimiento, hasta que finalmente vi a Keegan, con una cara de suplicio, buscándome con la mirada. Cuando me vio, vino corriendo hasta donde me encontraba y me todo con sus manos mi cara. Me quedé rígida al ver lo preocupado que estaba.

—Te prometo que nunca más volverás a sufrir ningún tipo de ataque, te lo juro.

Pestañeé varias veces, intentando reaccionar, sin éxito. Aún así, le tomé una de sus manos, cogiéndosela con suavidad, tratando de calmarlo.

—No es tu culpa, Keegan.—confesé intentando tranquilizar su desquicio aparente.

—Si que lo es, yo te dejé sola.—contradijo él levantado un poco el tono como si quisiera gruñir. Parecía estar enfadado consigo mismo.

—Me dejaste sola por una cuestión que requería tu presencia, además puedo estar sola.

Me miró igualmente con culpa, aunque levantó una de sus cejas como si estuviera dudando de mis palabras. A la par, que separó sus manos de mi cara aunque no apartó mi mano.

—¿Qué miras? —pregunté confusa.

—¿De verdad me acabas de decir que puedes estar sola? —preguntó con un poco de divertimento.

—Que me haya pasado esto, no significa que me vaya a pasar siempre, además las personas necesitamos nuestros momentos de soledad. —le miré ahora con una sonrisa de medio lado.—Bueno, los seres como vosotros creo que no, los humanos si.

Keegan soltó una carcajada que me permitió continuar riendo. Hacía tiempo que no me reía como él lo hacía, y aún así, no lo echaba de menos. No tenía ganas de reírme pero ver la felicidad en otro ser, me alegraba al menos. Ese idiota y guasón feérico se estaba disculpando por algo que no había hecho, y que lo más probable es que Azael se hubiera encargado de regañarlo, más sabiendo lo protector que se había vuelto éste conmigo, y después de habernos besado. 

La Leyenda ÁureaWhere stories live. Discover now