Capítulo 37

21 2 0
                                    

—Keegan, ¿qué haces? -pregunté intrigada viendo a ese ser inmortal gruñiendo al volkae

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—Keegan, ¿qué haces? -pregunté intrigada viendo a ese ser inmortal gruñiendo al volkae.

—Este maldito está obsesionado contigo -acabó diciendo él mientras lo miraba con desprecio fijamente.

Solté una pequeña risa irónica.

—No sería el primero, aunque Nieve estará siempre a un nivel superior.

Me acerqué a dónde se encontraban, tanto Keegan como Nieve, a este último lo tomé en brazos, seguido por la mirada del peliazul.

—No me puedo creer que aún esté vivo, y más sabiendo como es Azael.

Arqueé las cejas y lo miré con cierta indignación.

—Si tu maldito rey intenta hacerle algo a este animal, te juro que no me volverá a ver nunca más.

Keegan levantó una de sus cejas y sonrió de medio lado.

—Está claro que no le conoces bien.

—¿Porqué? -quise indagar mientras notaba como ese volkae se acomodaba en mis brazos.

—Azael conoce cada parte del Subsuelo, te encontraría en menos de un minuto y eso, sin usar su poder.

—El bosque no lo conoce -solté sin más.

Ahora fue él quién lució extrañado.

—¿El bosque? ¿De verdad te crees tan capaz de escapar de este reino?

-A ver si vais a ser vosotros quién no me conocéis -acabé sonriendo burlonamente mientras le miraba con perspicacia.

Ese maldito rey hizo que lo odiara más después del número en su alcoba. Era un ser mediocre y egocéntrico que decía haberme reclamado por mi seguridad, ¿seguridad de qué? Yo no soy valiosa, tan solo soy una humana pero ese bastardo me había secuestrado haciéndome creer algo que no era.

Keegan bufó en respuesta, después de mi discusión con Azael, Keegan tardó tan solo dos días en volver como si se hubiera enterado de la discusión o simplemente Azael lo envió para vigilarme. No pude dormir esa misma noche, estaba demasiado alterada y sobre todo, me odiaba demasiado. Mi mente jugaba conmigo y poder pensar en esa bestia como un ser atractivo era como un remordimiento. Aquello no debía dejarlo pasar pero las imágenes de él con el torso al descubierto, su cabello negro húmedo y esa mirada que descolaba cualquier muro que interpusiera entre él y yo, hacían darme cuenta de que en vez de estar buscando una alternativa para escapar y volver con mi familia, se desvaneció cada vez que su aura rondaba a mi alrededor. Él era adictivo y notaba realmente su obsesión hacia mí, eso tan solo hacía que dentro de mí se encendiera un pequeño fuego que tarde o temprano se convertiría en una gran hoguera.

Keegan se acercó más a mí, y con su mano empezó a acariciar al volkae. Toso hubiera sido más fácil si Keegan hubiese sido el hombre que aparecía lividamente en mis imaginaciones. Era apuesto y sobretodo era demasiado buena persona conmigo, se comportaba muy bien conmigo y eso que era una humana. Puede que hayan sido órdenes de Azael pero no me importa, tan solo sé que Keegan, a pesar de habernos conocido en tan poco tiempo, siempre será uno de mis pilares en este reino.

La Leyenda ÁureaWhere stories live. Discover now