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El Bar


Como siempre llegué tarde al estúpido bar. Ha estado lloviendo y en esta tonta ciudad, siempre esta haciendo calor. Así que me tomó un poco desprevenido. Por suerte en el camino, me topé con una señorita de cabello negro ondulado, ojos expresivos y muy carismática. Sin si quiera preocuparse porque termine siendo un sociopata con tendencias homicidas, me brindó de su sombrilla. Cuando estuve a su lado, me percaté de su perfume, suave, ligero, a lavanda (en realidad no sé a que olía, de hecho, no sé una mierda de perfumes)... el caso, fue que ese pequeño encuentro me cautivo. Por desgracia, yo ya estaba muy cerca del bar, y al momento de despedirnos ella abordó un taxi, no me dio tiempo de preguntar su nombre. 

—¿En serio, no le preguntaste su nombre? ¿Acaso caminaron juntos solo media cuadra? —me pregunta Daniel con esa cara de "Jack eres una güeva". Lo conocía de toda mi vida, era mi mejor amigo. Sabía que significaba cada uno de sus gestos.

—En serio que eres dormido Jack —lo apoyó Annie tomándolo de la mano. Ellos dos siempre estaban de acuerdo. 

De hecho, Annie y Daniel eran esa tonta pareja perfecta que todos envidian. No sé como sera su vida intima, intento no meterme mucho en sus vidas. Sin embargo, entre ellos hay una sinergia perfecta que todas las personas a su alrededor pueden sentir. 

—Bueno, no sé, me distraje —me excusé intentando salir de la situación. Me senté en la butaca de siempre, y pedí una cerveza. 

—Ya deberíamos estar acostumbrados —dijo Karold detrás de mí. Ella también se veía empapaba, seguro la lluvia también la sorprendió. 

—Llegas tarde —le recriminó Annie frunciendo el ceño.

—Ignoras que afuera hay un diluvió universal. Para llegar tuve que tomar el arca de Noe —respondió Karold mientras sacudía su cabello lizo y negro, empapándonos de agua a todos. Yo reí, y Daniel desaprobó mi burla. No le gustaba que hicieran quedar mal a su novia. Pero a veces, ella resultaba muy tonta—. ¿Y que paso con Andrea? —me preguntó sentándose en el puf junto a mí y bebiendo de mi cerveza.

—Bueno, me ha dejado claro que soy un gran candidato para su zona de amigos —respondí y le di un tragó a la cerveza. 

Todos rieron en unisono. Yo los fulminé con la mirada.

—Deberían darte un premió. ¿Cuántos prospecto has arruinado ya? 

—Oye Karold, no ayudas a mi confianza y mi autoestima —reproché.

—Bueno, eso pasa cuando uno nace feo —complementó Daniel.

Todos volvieron a reír, pero yo contemplé la idea de que fuera cierto. ¿Sería acaso un hombre sin ningún atractivo físico? Los hay, claro que los hay. De hecho, en el mundo existen personas que nunca encuentran pareja, y mueren solos. Normalmente, se convierte en el tío borracho... 


Friendzone: Una tonta historia de AmorWhere stories live. Discover now