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El Descanso


Miraba el techo de mi habitación. Sentía los músculos tensos, adoloridos, y mi pene, vaya, en especial ese musculo si que me dolía. Por suerte la maratonica faena con Vanessa había terminado. Habían pasado días sin ver a mis amigos, y finalmente tenía mi descanso. 

Me bañé, me alisté, y cuando salí con la camiseta en las manos y el cabello húmedo, mi hermano estaba con una chica en el comedor comiendo de una pizza que seguramente ellos habían pedido.

—¿Y ese bombonsito ahora vive con nosotros? —preguntó mi greñudo hermano riéndose. La chica que lo acompañaba lo miraba de reojo. 

—No, sólo quería pasar tiempo juntos ahora que tenemos una relación formal. Para conocernos y eso —dije y me acerqué para tomar una rebanada de pizza, pero mi hermano me palmeó la mano indicándome que no podía. 

—Me imagino que si se conocieron hasta las esquinas más estrechas —y volvió a soltar una carcajada, su acompañante también rió por formalidad más que por gracia. 

—Si, si, lo que digas —dije y aproveche su distracción para robar una porción de pizza. 

Luego salí de casa mientras sentía como mi hermano me clavaba la mirada severa que tenía en la espalda, odiaba que le robará comida. Él era como un hoyo de basura que le cabía cuanta pizza se le atravesará, y yo, bueno, moría de hambre. 

Me puse la camiseta y sonreí. 

Tras un breve recorrido, llegue al bar de siempre, era temprano. Y como era costumbre ya, la sombrilla iba conmigo. 

—Hola, llegas temprano —me saludo Karold que estaba en una de las mesas esperando un pedido—. ¿Todavía cargas con eso?

—Bueno, aún no he podido devolverla.

—Oye... Te ves más flaco y ojeroso de lo normal. 

—Sí, bueno. He dormido poco —me excusé, puse la sombrilla aún lado y me senté con Karold en la mesa.

—Quién iba a pensar que ahora estaríamos emparejados y casi para fin de año —Karold esbozó una sonrisa. 

Yo la miré y tragué saliva. Era la oportunidad perfecta para preguntarle a mi mejor amiga si sabía del pasado de su chico.

—Oye Karold, hay algo que te he querido decir —dije pero ella se quedó mirándome fijamente y se echo a reír—. ¿Qué, qué pasa?

—Tienes un chupado en el cuello.

¡Mierda! pensé e instintivamente lo tapé con la mano.

—¿Se nota mucho?

—¿Qué si se nota mucho? Esa primita de George es toda un chupa cabras. Mira nada más como te tiene, flaco, acabado y lleno de moretones —volvió a echarse a reír—. Esa mujer va a acabar contigo. 

—A lo mejor tu ni siquiera tienes sexo con el grandulon. 

—Créeme, todo lo tiene grande —volvió a reír y de imaginarme el miembro de su chico se me había quitado el hambre—. Ven, vamos al baño yo te tapo eso antes de que lo vean los demás.

 Mientras Karold me maquillaba el cuello para que el moretón no se viera tanto, yo la miraba, y la sentía tan feliz y entusiasmada que no sabía si era necesario tocar un tema que ya estaba en el jodido pasado.

 —Qué te parece Karold —ella me miro de nuevo—. Finalmente salimos de la friendzone.  



Friendzone: Una tonta historia de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora