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Consejos de la Mejor Amiga


Finalmente el apartamento estaba solo, no había rastro de mi hermano y su novia. Mientras masticaba un pedazo de pizza napolitana desfile para Karold que se encontraba en el sofá observándome.

—¿Cómo me veo? —le pregunté con la boca llena.

—¿Estás seguro de que quieres llevar eso puesto? —dijo en tonó de burla.

—Oye, es la primera vez que me esfuerzo por verme decente.

—Bueno, tal vez lo tuyo no es verte decente.

Después de su reprimenda observe mi pantalón negro, mis zapatos de charol y mi camisa de lino gris. 

—¿Qué tiene de malo? —pregunté.

—¿A parte de que te queda grande?

—Vete a la mierda Karold.

Ella se echó a reír.

—Deberías ir como tu mismo.

—¿Entonces nunca podré usar estás mierdas?

—Sí, el día que te cases —volvió a responder con una risita.

Suspiré y empecé a desabotonarme la camisa y el pantalón.

—Está bien —me resigné. 

Iba tirando las prendas por todo el piso del apartamento mientras caminaba al armario para buscar más ropa. Tomé una camiseta color morada, y saqué unos jeans. Me los ajusté y después busqué mis converse. 

Salí de nuevo a la sala y desfile con gracia alzando las nalgas y mostrando los pocos músculos que tenía en los brazos.

—¿Mejor?

—Muchísimo mejor —contestó ella—. Al menos esa ropa si te queda precisa, y lo suficientemente holgada —volvió a reír—. Y por lo que vi, la ropa interior parece que si te queda bastante ajustada. 

—No deberías estar mirando esas cosas —le reproché entre risas.

Ambos salimos juntos del departamento, y bajamos por el ascensor. Karold se veía emocionada y muy feliz, sus ojos me miraban con ternura y se iluminaban con bastante gracia.

—Espero que te vaya super bien —dijo y me dio un abrazo justo cuando salimos del ascensor, el taxi ya me estaba esperando afuera del edificio—. Me llamas inmediatamente ocurra todo —continuó mientras su cuerpo se pegaba al mío en una sinergia perfecta.

Al terminar el abrazo su rostro estaba muy cerca del mío, podía sentir su aroma dulce que no le había sentido nunca a nadie, y tuve muchas ganas de besarlas. Eran esos impulsos de hombre que debía reprimir cada vez que una mujer hermosa se me acercaba. 

Ella sonrió de nuevo, pero esta vez diferente, con bastante ternura. Nunca la había visto sonreír así.

—Recuerda que te quiero mucho.

—Yo también —contesté mientras arreglaba uno de sus cabellos detrás de la oreja—. Mucho...

Ella se apartó para darme paso.

—Ve por ella tigre.

Yo le guiñé un ojo y aborde el taxi. 

—Al aeropuerto por favor —dije al conductor mientras veía desaparecer mi edificio y a Karold con él. 




Friendzone: Una tonta historia de AmorWhere stories live. Discover now