DAISY DAISY ~ Eddie Munson

La tarde enredo.

Cinco días, cinco días tiene ciento veinte horas, ciento veinte horas donde Daisy no había salido de su casa por estar pegada a un teléfono.

Su madre ya comenzaba a preocuparse,su hija no hacía otra cosa más que pasear por la sala de estar y mirar por la ventana esperando que su amigo apareciera.

Y la rubia no pensaba otra cosa más que un "él aparecerá y todo estará más que bien", no había tenido noticias de Jason, había ido a la casa de Dustin Henderson con esperanza de que el muchacho supiese algo pero tampoco había podido encontrarlo. Había llamado a la casa de Eddie y nisiquiera su tío tenía noticias.

De hecho, lloró junto a su tío. Daisy siempre había pensado que era demasiado sensible y susceptible puesto que cada dolor ajeno ella lo sentía en los abrazos, cada vez que alguien cercano a ella estaba mal ella podía sentirlo como un presentimiento. Así que, la tarde que se escapó de su casa hacia los remolques, había hablado con el señor Munson, ambos completamente seguros de que su sobrino jamás lastimaria a alguien, se abrazaron y lloraron, él le había comentado con orgullo como su sobrino últimamente estaba más alegre, incluso hacía su tarea y le había hablado de Daisy Summer.

-Ya sabia tu nombre - le admitió mientras le daba una pitada al cigarrillo, se encontraban sentados en un banco - sabía cómo eras, y sabía de tu existencia desde que Eddie tenía como ocho o nueve años, sabes, él hablaba de ti como si fueses un ángel- La miró fijo - me sentí tan feliz por él cuando me volvió a hablar de tí hace unas semanas, porque se veía en sus ojos como quería marcar la diferencia en el apellido Munson, y nuevamente, me habló de tí como si fueses un ángel-.

Daisy le comentó sobre la clase de español, le habló sobre sus gustos y sobre cómo Eddie le hacía sentir, habló firmemente sobre porqué sabía que el era inocente, lloró junto a él en un abrazo y cuando el hombre iba a decirle donde sospechaba que él se escondía, Nancy Wheeler apareció en su vista. Portaba su cámara de fotos del periódico, una libreta con una lapicera y un rostro que detonaba seguridad.

-Ya he hablado con los periodistas, no tengo tiempo para que sigan incriminando a alguien que es inocente - respondió tajante, completamente molesto -.

De un momento a otro, con un par de simples palabras, Nancy Wheeler y ella se encontraban escuchando la historia de Victor Creel, causando que sus vellos corporales se erizaran por completo. Miró seriamente a la chica del cabello castaño para soltar firmemente un "esto es obra de él, solo él puede haber hecho esto"