21-No me rompas el corazón

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*Dalia*

-Quieres que hablemos?-me preguntó pablo secando mis lágrimas y yo negué.

-Podemos dar ese paseo que íbamos a dar?-le pregunté y el sonrió.

-Pues claro que si, preciosa-me dijo dejando un pico en mis labios y, para mi sorpresa se dió la vuelta a lo que yo reí entre lágrimas aún.

-¿Qué haces?-Le pregunté.

-Pues darme la vuelta para que te cambies-me dijo obvio girandose hacia mi.

-El otro día teníamos prisa, ahora puedo hacerlo en el baño-le dije andando hasta el armario.

No tardé mucho, solo me puse un vaquero y un jersey, el verano se acercaba cada vez más pero aún de noche en Barcelona refrescaba.

Me deshice la trenza, dejando mi pelo ondulado y salí del baño encontrándome con pablo sentado en la cama con su móvil.

En cuanto me vió lo guardo en su bolsillo sonriendome.

-Voy a ver si ya se han dormido-me avisó antes de salir.

Mientras yo cogí mi móvil y lo guardé en mi bolsillo.

Pablo asomó su cabeza indicándome con la mano que lo siguiese, y una vez en el pasillo entrelazó nuestras manos.

Salimos de casa montándonos en su coche, y cuando salimos de la calle apoyó su mano en mi muslo, justo como había hecho el día que fue a buscarme, asique yo entrelacé nuestras manos mientras miraba las calles de Barcelona.

-Tienes alguna preferencia?-me preguntó y yo negué suave.

-Solo quiero desconectar

-Entonces tengo el sitio perfecto-dijo besando el torso de mi mano, erizandome la piel.

Aparcó el coche cuando llegamos a una colina, y bajamos del coche.

Entrelazó nuestras manos y andamos hasta unas rocas desde donde se veía toda Barcelona. Subió de un salto y me ofreció su mano para ayudarme a mi a subir.

Se sentó abriendo las piernas y me invitó a sentarme entre ellas, y eso hice, mientras el pasaba los brazos por mi cintura y apoyaba su barbilla en mi hombro y ambos mirábamos al frente, apreciando la belleza de la ciudad toda iluminada.

-Gracias...-le susurré apoyándome en su pecho.

-Gracias a ti-me dijo besando mi mejilla-y quiero que tengas claro que puedes confiar en mí, yo puedo ayudarte rubia-me dijo y me giré para mirarle.

-Yo solo necesito que no me rompas el corazón-le pedí y el se acercó posando un beso en mis labios.

-No lo haré, preciosa-me aseguró abrazándome más fuerte-sin esperarmelo eres lo que llevaba esperando mucho tiempo-me dijo y yo sonreí.

Me giré hacia él de lado, y él abrió mis piernas cerrando las suyas sentándome sobre él, pasé las manos por su cuello y el rodeó mi cintura, quedándonos cara a cara.

-Quiero hacerlo bien esta vez-me aseguró en un susurro y yo sonreí.

-¿Esta vez?-Le pregunté burlona y el sonrió nervioso.

-Bueno, digamos que siempre he sido un poco sinvergüenza-dijo y yo reí por como lo dijo-Venga, no me irás a decir ahora que tu eres una santa-me dijo y yo sonreí apartando la mirada.

El cogió mi mandíbula encontrándome otra vez con sus ojos que me miraban confusos.

-¿Tu también has sido así?-me preguntó y yo negué levemente-cuéntame de ti también, con cuantos chicos...-me dijo dándome a entender a que se refería, y mis mejillas se tornaron de rosa.

MUNDOS OPUESTOS-PABLOGAVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora