MARATÓN 3/4: 71-Te necesito, te quiero y te amo

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*Gavi*

-¿Enserio?-preguntó viendo la casita de campo en la que habíamos estado hace pocos días, y yo asentí-Gavi, llévame a mi casa-me pidió soltando un bufido.

-No me llames Gavi más-le pedí y ella rodó los ojos-venga, hemos venido solo a estar tranquilos, necesitas estarlo, ¿no?-le pregunté y ella se removió en el asiento nerviosa, pero asintió.

-Mañana tengo que trabajar-dijo tocandose la sien, parecía algo mareada.

-Creo que el médico te ha dicho que reposo absoluto en principio, no vas a trabajar-le dejé claro, eso sí que no iba a permitirlo.

-No puedo dejarles tirados-me dijo.

-Por eso no te preocupes, tu padre ya ha hablado con ellos y no hay problema, esperan tu visita cuando te encuentres mejor-le dije y ella abrió los ojos.

-¿¡Por qué os metéis en mi vida?!-me dijo abriendo los ojos.

-Ha sido tu padre, pero que si no lo hubiera hecho el, lo hubiera hecho yo, vamos-le dije quitándome el cinturón y ella se lo quitó también a regañadientes.

Cogí el macuto con ropa de ambos que había cogido de su casa y abrí la puerta dejándola pasar primero.

Sonrió mirando la casa, sabía que le encantaba, lo vi en sus ojos la primera vez que vivimos y lo estaba viendo ahora otra vez.

-¿Qué quieres que te haga de cenar? He comprado todo lo que te gusta, fruta para desayunar, aguacate con las tortitas esas insípidas que te comes y mucho chocolate-le dije y ella rió.

-No están insipidas-me dijo riendo y yo sonreí, hacia días que no la veía reír.

-La suela de mi zapato tiene más sabor, pero no te lo voy a discutir, también hay salmón, te asentará el estómago-le dije y ella me miró alzando una ceja.

-¿Y tú vas a cocinar salmón?-me preguntó.

-Pues claro, todavía no conoces mi arte culinario-le dije seguro de mi mismo, aunque pensaba hacerlo con una receta de YouTube.

-Mejor yo me encargo de la cena-me dijo y yo negué rápidamente.

-No, tu mientras date un baño calentito, te prometo que no voy a quemar nada-le dije intentando acercarme a ella, me moría por tocarla, pero asintió andando hasta la habitación.

Cogí el macuto siguiéndola, y me miró alzando las cejas.

-No vayas a entrar-me dijo señalando el baño.

-Solo venia a decirte que aquí hay ropa cómoda, y un pijama, pero vaya, que te visto desnuda cientos de veces-le dije intentando que ella me dijese algo, pero no funcionó.

-No quiero que lo hagas ahora-me dijo y yo asentí.

-No lo haré, tu relájate y listo, ¿Vale?-le dije calmado y ella asintió.

Se metió en el baño y yo fui directo a la cocina poniendo la receta en mi móvil, y después de un largo rato cocinando cuando estaba por acabar ella salió ya con su pijama puesto.

-Huele muy bien-dijo sentándose en la isla de la cocina y yo asentí.

-Cenamos en diez minutos, mientras esto acaba voy a ponerme el pijama-le dije y ella asintió con una sonrisa suave.

Me cambié rápido, y volví a la cocina para apartar la comida en los platos.

-Vaya-se sorprendió-está muy bueno-me dijo y yo alcé la cejas mirándola divertido.

-Pues claro rubia, yo lo hago todo bien, deberías saberlo ya-le dije divertido y ella rió negando con la cabeza.

Después de cenar, le propuse subir a ver las estrellas a la azotea de la casa, y ella asintió, estábamos casi a finales de junio y aunque ya no hiciese tanto frío, de noche aun refrescaba, asique había preparado muchas mantas y cojines con pedri para que estuviéramos cómodos.

MUNDOS OPUESTOS-PABLOGAVIWhere stories live. Discover now