31-Ella me gusta de verdad

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*Gavi*

No quería separarme de ella, sus labios se habían convertido en un imán para mi.

No se cuanto tiempo llevábamos abrazados, ni la hora que era, pero no me cansaba de ella.

Volví a hundir la cabeza en su cuello y ella dejó caricias en mi nuca con sus uñas.

-Pablo...deberíamos dormir ya-me dijo buscando mis labios y yo asentí en la oscuridad.

Posé mis manos en sus mejillas dejando otro beso dulce en sus labios.

-¿Entonces te ha gustado?-le pregunté.

-mucho-dijo acariciando mi espalda.

-Que sepas...que la próxima vez encenderé la luz-le dije burlón y ella rió nerviosa.

-Aaii....sabes que me da vergüenza pablo-me dijo y yo sonreí porque no podía ser más mona.

-Conmigo no tienes que tener vergüenza, rubia-le dije acomodandome con ella mientras soltaba un bostezo, no sabía que hora era pero sabía que era tarde.

Asique posé un beso en su pelo y pasé mi brazo por su cintura pegándola a mi.

-Buena noches-dije y ella entrelazó su mano con la mía sobre su abdomen.

-Buenas noches-me susurró.

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*Dalia*

La alarma sonó en el lado de Pablo e intenté estirarme para apagarla, aunque él se me adelantó.

-Buenos días-le dije con una sonrisa y el soltó un gruñido demasiado mono.

-Llegará el día que podamos quedarnos abrazados en la cama hasta las dos de la tarde?-me preguntó con los ojos cerrados y yo sonreí.

-Nose, pero desde luego que no es hoy-dije posando un beso en su pelo para salir de la cama.

Pero como siempre me atrapó.

-Pab..-me cortó.

-tss...dame un beso y me pensaré si te dejo irte-reí acercándome a su boca y posando un beso en ella-no...definitivamente no te dejo-me dijo con una sonrisa y yo reí levantándome.

Cogí mi móvil y dejé un beso en su espalda.

-Luego nos vemos guapo-le susurré y el asintió aún dormido.

-Si amor-me dijo adormilado y yo sonreí, porque era la tercera vez que me lo decía.

Mientras me peinaba y me vestía en mi habitación no podía borrar la sonrisa de mi rostro, anoche sentí tantas cosas que tenía como un millón de mariposillas en mi estómago que me hacían sentir nerviosa.

No podía evitarlo y a la vez me daba mucho miedo en realidad todo lo que estaba viviendo con él, porque no quería pensar en que llegara el día que se acabara, pero iba a seguir los consejos de leire e iba a dejarme llevar.

Sin darme cuenta había llegado la hora del desayuno, y en la mesa coincidieron los Páez con pablo y mi padre.

-Te has tomado las pastillas?-Le pregunté a papá.

-Si, cariño-me dijo y yo asentí sin querer mirarlo mucho más mientras seguía sirviendo el desayuno-Tenéis un poco de whisky?-preguntó y yo abrí los ojos, apenas eran las nueve de la mañana.

-Whisky?-preguntó pablo mirándolo.

-Si, para el café-dijo mi padre señalandolo.

Belén me miró confusa, y yo estaba más que sorprendida.

MUNDOS OPUESTOS-PABLOGAVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora