MARATÓN 3/3: 48-Dime que es mentira

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*Gavi*

Contorneaba su cuerpo desnudo con mis dedos dejando caricias por todo su cuerpo con la yema de mis dedos.

Era perfecta para mis ojos, no había ni un milímetro de ella que no me tuviese enamorado y enganchado, y por dentro me daba miedo la idea de que ella pudiese enterarse de todo el tema de la apuesta y que me dejase, porque entonces sabía que me quedaría destrozado y lo que es peor, la destrozaria a ella.

La abracé contra mi pecho escuchando su risa que era música para mis oídos y sonreí al sentir su cuerpo desnudo chocar contra el mío.

-¿Qué te pasa hoy que estás tan cariñoso?-me preguntó abrazándome también con una sonrisa en sus labios.

-Hoy es nuestro último día solos, mañana vuelven leonor y mi familia, y tu te irás a tu casa-le dije y ella asintió poniéndose más seria acariciando mi mejilla.

-No es el fin, ¿lo sabes verdad?-yo asentí.

-Claro que no es el fin, preciosa-le aseguré y aunque quería fingir una sonrisa para que ella estuviese tranquila, solo me salió una mueca.

Posé un beso suave en sus labios.

-¿Podemos no salir de la cama hasta mañana?-le pregunté y escuché una pequeña risa salir de sus labios.

-Me encanta la idea-dijo besando mi cuello.

Asique eso hicimos, darnos todo el amor que pudimos el uno al otro en todos los sentidos.

Nos acariciamos, nos besamos, nos tocamos, hicimos el amor y no nos separamos del otro hasta el día siguiente.

Cuando nos despertamos fuimos directos a la ducha, y al salir y desayunar subimos arriba a hacer las maletas de Dalia.

-¿Y si te llevo yo a la uni todos los días?-le pregunté intentando convencerla para que se quedase y ella sonrió.

-Mi amor, muchas gracias, pero no puedo hacerle eso a mi padre-me dijo dejando un beso en mi mejilla al entrar en su habitación.

-Venga, vale-le dije y ella se acercó al armario, donde yo subí al altillo sus maletas el día que volvió a casa después de irse.

Sonreí cogiéndole las maletas y entre los dos empezamos a recoger sus cosas.

Abrí uno de los cajones encontrándome el pijama que le regalo mi hermana y lo saque con una sonrisa pillina.

-Todavía no lo has estrenado-le dije y ella dirigió su mirada hasta mi y se sonrojó.

-Pablo, por favor-me pidió sonrojada y yo sonreí.

-Ya te he dicho que no tienes que tener vergüenza conmigo, ¡soy tu novio!-le dije con una sonrisa y ella rodó los ojos sonrojada.

Me arrancó el pijama de las manos y lo metió en la maleta.

-Algún día te sorprenderé-me dijo tímida y yo sonreí echándola sobre la cama besando su cara.

-Yo algún día me casaré contigo.

-y yo estaré encantada con eso-me respondió con una sonrisa en sus labios.

El timbre de casa sonó.

-¿No llevan llaves tus padres?-me preguntó.

-Se las habrán dejado en Sevilla, abro y subo a seguir comiéndote a besos-le dije levantándome y ella rió.

Bajé las escaleras de dos en dos, y mi sonrisa se borró en el momento en que abrí la puerta encontrándome a Joao y Ferran entrar en casa.

-¿Qué hacéis aquí?-pregunté mirando a la escalera, no quería que Dalia bajase.

-Pues hemos venido a echar unos fifas-dijo Joao y yo resoplé.

-¿Y esas maletas?-preguntó ferran.

-Ahora no puedo jugar, además porque venís a mi casa sin avisar-les dije.

-Porque te recuerdo que soy el ganador de la apuesta, y me debes sumisión-me dijo ferran riendo.

-¡Cállate y no hables de la puta apuesta aquí!-le pedí.

-Ya sabes que nadie pierde contra mi-me dijo yendo de sobrado y yo rodé los ojos.

-Venga fuera-les pedí.

-Mira, dejate de tonterías, que pasa, que está aquí la limpiadora y como todavía te quedan tres semanas para que acabe la apuesta quieres seguir intentándo enamorarla o que?-me preguntó riendo y ahí ya no pude más.

Estaba tenso, asique cogí su camiseta y prácticamente los eché de casa, cuando cerré la puerta me quedé con la frente apoyada en ella respirando profundo.

-Dime que es mentira porfavor-se escuchó a mis espaldas de una voz entrecortada y yo me tenso como nunca antes.

Me giré encontrándome con sus ojos verdes cargados y una mirada llena de confusión y miedo me miraba buscando respuestas.

-Pablo, ¿apostaste con Ferran si podías enamorarme?-me preguntó con los ojos vidriosos.

-Si, pero no es lo que crees, déjame explicartelo-le pedí acercándome a ella y vi una lágrima resbalar por su mejilla.

-Ni te me acerques-me pidió-¿Qué clase de persona hace eso? ¿Has estado riéndote de mi todo este tiempo verdad? ¡Nunca me has querido, y todo ha sido una mentira, me has utilizado como a una puta estúpida mientras por detrás te reías con tus amiguitos de mi!-me gritó empezando a llorar y yo negué varias veces.

Esto no me podía estar pasando.

-No ha sido así Dalia, yo te quiero con todo mi corazón y nada ha sido mentira, déjame explicártelo mi amor por favor-le pedí desesperado y ella negó varias veces mientras se soltaba de mi agarre.

-¡No me toques!-me gritó enfadada entre lágrimas, y yo sentía que me moría por dentro viéndola así.

La puerta de casa se abrió en ese momento entrando por ella mis padres, que al encontrarse con esta escena se quedaron petrificados.

-¿Qué está pasando aquí?-preguntó mi madre algo confusa buscando respuestas en alguno de nosotros dos...

(CONTINUARÁ...)

Os leo!❤️‍🩹

MUNDOS OPUESTOS-PABLOGAVIWhere stories live. Discover now