62-La mentira

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*Gavi*

-Por favor, déjenos trabajar señorita-le pidieron a Dalia apartándola de la camilla y cogí su mano apretandola contra mi cuerpo.

Ella lloró pegada a mi pecho, y aunque yo tampoco estaba bien, ahora necesitaba sacar fuerzas de donde no las tenia por ella.

Manuel tenia pulso, muy débil, pero lo tenía y le iban a hacer un lavado de estómago.

No entendía como había hecho algo así, y en el fondo pensé que había sido egoísta de su parte, porque sabía que era lo más preciado que tenía su hija y le había dado igual dejarla sola.

-Se va a recuperar, mi vida-murmuré acariciando su pelo intentando tranquilizarla, aunque sabía que no había nada que pudiera calmarla en estos momentos.

-Pablo, prométeme que se va a poner bien, ¡prometemelo!-me pidió sollozando sin consuelo y yo tragué grueso, porque ni siquiera yo lo sabía.

-Pues claro que si, preciosa, se va a recuperar porque tu no te mereces nada de esto-le dije y andé con ella hasta las sillas de la sala de espera.

Me senté en una y la senté encima dejando que se acomodara en mi pecho.

Estuvimos horas esperando que nos diesen noticias sobre Manuel, horas en las que ella no dejó de llorar, y yo tuve que mantener la compostura, hasta que por fin salió el medico.

-Buenas chicos-dijo algo serio y nos levantamos los dos.

-¿Cómo está mi padre?-preguntó mi chica agobiada por toda la situación.

-Está bien, al menos físicamente, sería conveniente no dejarle solo, y buscarle ayuda psicológica-nos dijo algo serio y mi novia se abrazó a mi respirando profundo.

-¿Ves? Esta bien, cariño...-Le dije acariciando su espalda.

-Podéis pasar a verle, está consciente-nos dijo y yo asentí cogiendo la mano de Dalia.

Entramos a la habitación de su padre, y ella fue corriendo a abrazarle empezando a llorar los dos.

-Lo siento, mi vida-murmuró con lágrimas en los ojos mi suegro y tragué saliva.

-No puedes hacerme esto papá, no puedes dejarme sola...-murmuró ella rota de dolor.

-¿sola? Mi niña, tienes un hombre a tu lado que se desvive por ti, y yo solo sé hacer las cosas mal, estarías mejor sin mi...-murmuró llorando y yo me acerqué a la camilla.

-No vuelvas a hacer algo así, manuel, somos una familia y la familia está en las buenas y en las malas-le dije y el asintió secando sus lágrimas.

-No llores, Dalia, que me rompes el corazón mi niña-le pidió su padre y yo me acerqué a ella para que se relajara.

-Estamos juntos en todo...-murmuró ella rota y yo asentí dándole la razón.

-Gracias de verdad, sé que mi niña está en las mejores manos-me dijo sincero y yo sonreí de lado.

-Si, lo está, y siempre lo va a estar, pero eso no quita que necesite a su padre-le dije y el asintió volviendo la vista a ella con la mirada rota también.

Después de muchos llantos, conseguimos calmar un poco los nervios, y Manuel se quedó dormido asique poco hacíamos aquí con él.

-Vámonos a casa, mañana a primera hora venimos-le susurré para tratar de no despertarlo.

-No quiero dejarle solo...-me dijo con pena.

-Y yo no quiero dejarte a ti aquí sola, y no nos podemos quedar los dos-le pedí intentando que entrase en razón y ella asintió suspirando.

Al llegar a casa me costó mucho que se durmiera, pero después de estar acariciando su pelo por un largo rato noté como se relajaba abrazada a mí.

A mi me costó mucho conciliar el sueño, no sabía por donde tirar, no sabía porque Manuel había hecho eso, y tenía un mal presentimiento en el pecho.

Al día siguiente fuimos al hospital bien temprano y Manuel ya tenía dado el alta, con unos antidepresivos muy fuertes recetados.

Los dejé en casa poco conforme, pero tenia que irme a entrenar y no me quedó de otra.

*Dalia*

-Deja que te coloque bien la almohada-le pedí y el asintió.

-Estoy muy cansado, cariño-me dijo con poca voz y me tumbé a su lado.

-Duerme, yo me quedo aquí contigo-le dije y el sonrió efímero.

-Todo lo que hago lo hago por ti mi vida-me dijo.

-No vuelvas a hacer algo así, papá-le pedí conteniendo mis lágrimas.

-No lo haré-me aseguró y me quedé abrazada a él hasta que se quedó profundamente dormido.

El sueño podía conmigo también, pero no podía perder tiempo, necesitaba buscar respuesta de porque mi padre había hecho esto, y sabía que la respuesta tenía que estar en los papeles que se escondían en su despacho.

Leí un montón de papeles insignificantes, pero nada encontraba que me pudiese servir para poder saber que lo tenía así.

Casi me había dado por vencida cuando vi una carpeta negra escondida en uno de los cajones al fondo.

Parecían papeles importantes y la abrí con miedo de lo que podía haber en su interior, pero jamás pensé encontrar lo que encontré.

Pablo había salvado a mi padre de la ruina, con cláusulas explícitas de que yo volvería a estudiar, además de una cantidad indecente de dinero que había abonado a sus cuentas para que pudiese aflotar su empresa.

La rabia me pudo, y sentí una sensación de mareo mientras tuve que dejar los papeles a un lado respirando profundo, pero de nada sirvió.

Una arcada me vino y casi sin poder evitarlo tuve que correr hasta el baño donde vomité lo poco que había comido en el día anterior.

No paré de llorar con la impotencia que sentía, ahora entendía como todo se había solucionado tan rápido para mi padre de la noche a la mañana y porque lo quería tanto.

Se sentía en deuda con él, como lo hacía yo, porque mi relación ya nunca podría ser igual, porque le debía hasta los sorbos de agua que me bebía cada día.

Todos me habían mentido, mi padre el primero, pero también los Páez y mi novio, y la sensación de mareo fue aumentando, debido al dolor de cabeza que tenía de tanto llorar.

Escuché la puerta de casa y como Pablo subía las escaleras.

-¿Mi amor?-preguntó y al no obtener respuesta, llegó hasta el baño donde yo estaba tirada sin fuerzas-mi vida, ¿que haces ahí tirada?-me dijo cogiendome.

Aunque quería echarle en cara sus mentiras, no tenía fuerzas para ello y agradecí que me tumbase en la cama.

Me trajo agua y poco a poco mi mareo se fue pasando.

-No me asustes tu también...-me pidió acariciando mi mejilla y yo aparté su mano de mala gana ganadome que el frunciese el ceño-¿Qué pasa?-me preguntó.

-Me has mentido, llevas meses mintiendome en mi cara, Pablo-le recriminé y el me miró confuso sin siquiera imaginarse por donde podían venir los tiros...

(CONTINUARÁ....)

No me maaateisss porfii❤️
¡¡Os leo!!

MUNDOS OPUESTOS-PABLOGAVIWhere stories live. Discover now