Capítulo 4 (Parte 2/2)

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Cuando salgo de la escuela, saco las llaves de mi viejo Cooper y voy directo hacia él con la intención de volver rápidamente a casa. Entre todos los estudiantes que salen a los apurones por la puerta principal, logro visualizar a alguien conocido. Me detengo de repente y trato de estirarme para ver por encima de la gente. Ya no consigo sorprenderme tanto; esto se está haciendo rutinario.

Resoplo y me dirijo hacia allá, porque ya parece ser que es lo que debo hacer. Las personas se me aparecen dándome aquella pequeña pista de que están allí, para que yo los vea y me acerque a ellos. Ahora, Danna se encuentra de pie viendo entre la gente, con ambos brazos cruzados. Me ve un segundo y me hace un ademán con la cabeza para que me acerque. «Sí, ya lo sé».

Obedezco y me reúno con ella. De repente siento un nudo en el estómago; me resulta extraño que sea Danna quien venga a verme, y, si es porque tiene algo para decirme, entonces debe de ser o muy importante o muy malo.

-Te pareces a mi mamá cuando venía a buscarme a los catorce años.

Entorna los ojos. Tal vez esté molesta porque ni siquiera la saludé con un pequeño deje de cordialidad.

-¿Tu mamá te buscaba hasta los catorce años? -es lo que pregunta.

Ruedo los ojos.

-No importa -digo-. ¿Qué haces aquí? ¿Sucede algo?

Echa un vistazo alrededor, y la alta coleta castaña le cae sobre un hombro. Es más alta que yo, y lo atribuyo a que me lleva varios años de edad.

-Ya debes darte una idea de qué hago aquí -me mira, mientras la gente pasa a nuestro lado-, no vengo a preguntarte cómo te fue en la escuela.

-Me extrañaría que lo hicieras -comento.

-Kendrick quería hablar contigo en persona -suelta, yendo al cabo-. Él es el líder del Gremio de Auferte y quería ser quien hablara contigo sobre tu nueva estadía allí; pero no puede hacerlo. Está demasiado ocupado ahora y...

-Y entonces te envió a ti -interrumpo. Danna asiente con la cabeza como si estuviese sorprendida de mi rápida comprensión.

-Exacto -contesta, elevando una ceja, pero sigue tan seria como siempre-. Me dijeron que venías a esta escuela y en qué horario tendría que encontrarte. Supongo... ¿que podríamos ir a un lugar más tranquilo para charlar?

Asiento mientras me muerdo el labio superior.

-No sé en qué has venido, pero puedo llevarte en mi auto.

-De acuerdo -responde, ya en marcha.

Tardamos veinte minutos en llegar a una plaza, y en todo ese corto tiempo Danna se la ha pasado mirando cada esquina de mi viejo Cooper, tratando de no tocar nada a menos que sea necesario o inevitable.

El día es soleado y el color del césped brilla demasiado. Tras estacionar entre dos camionetas que le doblan el tamaño a mi Cooper, nos sentamos en un pequeño banco de color marrón junto a un sector de flores de lavanda. Había olvidado lo lindo que era este parque.

-Todo sería más fácil si tuviese tu número de teléfono -digo.

Se ríe un poco, pero no parece ser una risa genuina encantada por mi sentido del humor.

-Preferiría, todavía entonces, que hablásemos en persona -dice-. Y Kendrick también lo preferiría.

-Se nota que le tienen muy alta estima a ese tal Kendrick.

Danna resopla al tiempo que suelta una carcajada sarcástica.

-Es nuestro líder -responde, con obviedad y un poco de indignación-. Si no seguimos ni obedecemos a nuestro líder, ¿qué futuro le ves a la comunidad de los ignisios?

Hawa: Debemos salir a flote | #2 |Where stories live. Discover now