Capítulo 44 (Parte 1/2)

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«Eres tú».

Veo a Fénix como si esperara que él confirmara esa verdad.

Lo miro, como si esperara que de repente su rostro cambiara; que su cuerpo, su voz, su mirada cambiaran. Como si dejara de ser Fénix para convertirse en alguien más, así como si nada.

Eres tú...

Él se queda pensando. Pestañea un par de veces y gracias a Dios que se está sosteniendo de la silla de Frank. Yo sabía que su nombre no era realmente un nombre; yo sabía y dudé si se trataba de un apodo. Pero él no lo sabía, y si ese era el nombre que poseía desde que tenía memoria, entonces sí podría haber sido considerado el nombre que le colocaron al nacer. Sí podría haberse llamado Fénix si sus padres así lo quisieron.

Hay un silencio en el que ni siquiera los hawas se atreven a decir algo, y es que parece que Brett y Lien recién acaban de enterarse también. Parece que están de acuerdo en dejar que nos tomemos un tiempo, casi como si hubiera cierto respeto momentáneo. Sea como sea, Ashley y Marshall también están en trance, y poco a poco van acercando su mirada a la reacción de Fénix como si estuvieran atentos a reaccionar y reconfortarlo.

Él vuelve a respirar.

—Eso es mentira —susurra.

—¿Por qué habría de mentirte?

—Porque yo no puedo ser Xander —insiste él—. No lo soy. Él fue quien asesinó a mis padres, y yo me acordaría muy bien si hiciera tal cosa. Es ridículo. Es...

—Ninguna parte de ningún archivo decía que Xander asesinó a Luke y Aldana. Creo que te estás confundiendo un poco.

No comprendo. Fénix dijo que leyó ese nombre en el ático, y aunque yo no lo leí con mis propios ojos, le creí cuando dijo que Xander estaba en esos archivos porque fue el culpable. Aún le creo. Y si Fénix no recuerda nada de eso, y tampoco recuerda haber llevado ese nombre, entonces era tan sólo una cría.

—No entiendo cómo un bebé o un niño pequeño podría ser capaz de acabar con la vida de sus padres. Y menos aún sin matarlos —intervengo.

—Piensan que estoy mintiendo —suelta él, todavía con mucha calma—. Entiendo sus sospechas —se pasea un poco más por la sala hasta que termina al lado de Jota y, lentamente, saca una página arrancada de su bolsillo y se la tira en el regazo—, quizás con esto dejen de desconfiar tanto en mi palabra.

No se la entrega a Fénix, sino que deja que eso lo haga Jota. Perverso. Disfruta de la incómoda y tensa mirada entre los dos cuando Jota se pone de pie y Fénix le arranca la hoja de las manos, y yo dejo que note el enojo con el que me lo quedo viendo cuando el líder se vuelve casualmente hacia mí.

Fénix la lee en silencio, tomándose bastante tiempo en digerir cada frase, cada oración, cada palabra.

Al cabo levanta la cabeza hacia Seymour, con un par de ojos húmedos.

—Déjame explicarte —empieza Foissard, volviendo a llevarse ambas manos tras la espalda y tomando una larga bocanada de aire mientras mira el suelo—. Tus padres eran ignisios, conocían el Gremio. Habían estado en él y habían salido de él. Sin embargo, cuando te tuvieron, no desearon llevarte allí. No mentiré sobre el por qué no lo quisieron o el cómo supieron que tú también eras un Hijo de Ignis tan tempranamente, pero te diré la verdad sobre lo que sí sé. Las autoridades del Gremio sabían que tenías potencial. Sabían, como todo el mundo, que los pocos hijos de padres ignisios o hawas que nacen también con dichos poderes resultan ser increíblemente habilidosos. Y te quisieron. Te quisieron con ellos.

Por el rabillo del ojo noto cómo Fénix comienza a despegarse cautelosamente de la silla de Frank, quien sigue callado y al margen de todo. Veo cómo empieza a agachar la cabeza y a sacudirla de manera casi imperceptible al dar un paso hacia atrás...

Hawa: Debemos salir a flote | #2 |Where stories live. Discover now