Capítulo 12 (Parte 2/2)

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Vuelvo a pasar por el patio frente a la puerta principal, notando que Danna y los demás ya no están aquí. De repente pienso si Kendrick lo sabrá, o si Danna quiere mantenerlo en secreto hasta poder resolverlo, porque tal vez eso no le venga muy bien si quiere que la nominen como una sublíder del Gremio.

Tras salir detrás de una columna, mi mirada se va automáticamente hacia arriba, contemplando la altura del edificio. No sé cómo pienso encontrar a Fénix, ni siquiera tengo una sola pista de dónde puede estar.

—Ni siquiera sé dónde está su dormitorio... —susurro para mí misma.

Distingo a algunos ignisios descansando en las afueras, y entonces mi mirada se topa con alguien que, al mismo tiempo, me da una buena idea y también me da ganas de irme disimuladamente. Cindy, la chica retacona que parecía tener una obsesión con cualquier chico guapo, está allí sentada leyendo una revista. Por un instante frunzo los labios y amago un movimiento para irme, pero entonces me detengo y la miro fijamente. Aunque da un poco de miedo y es muy extraña, probablemente sea la única persona que pueda saber dónde Fénix puede estar. Diablos, qué morboso suena eso.

Paso al lado de dos ignisios que están hablando y me detengo, un poco incómoda, frente a Cindy. Mi sombra le da en el rostro, por lo cual arquea las cejas y levanta la mirada. Cuando me ve, los ojos se le abren un poco, pero los normaliza al instante, como si no quisiera que yo me diese cuenta de que se ha sorprendido.

—Hola, Cindy.

—Ah, hola —dice, como si nada. Se quita un mechón de la cara, haciéndose la distraída—. No te había visto allí.

Bueno, se está poniendo bastante difícil. La recordaba un poco más charlatana y entusiasta.

—Quería preguntarte, ¿has visto a Fénix por algún lado?

Cindy está por responder rápidamente, pero parece que se lo guarda. Mira de un lado a otro mientras se encoge de hombros y vuelve a prestar su atención a las páginas de su revista.

—No lo sé —responde con un raro tono agudo.

Estoy muy segura de que sabe hasta en qué horarios va Fénix al baño.

—No es que me interese, pero ¿por qué quieres saberlo? —pregunta.

—Porque necesito hablar con él.

Cindy se muerde la parte derecha del labio interior.

—¿Sobre qué?

—Sobre cosas —respondo bruscamente. No tiene por qué importarle, la verdad, y ya me está poniendo de los nervios—. ¿Sabes o no sabes dónde puede estar?

—¿Quién crees que soy? ¿Su asistente?

La miro con expresión aburrida y entonces ella cierra la revista con un rápido movimiento.

—He visto que Fénix te conoce, por eso me sorprende que me preguntes a mí sobre ello. Tú deberías saber de él.

—Sólo te pregunto si lo has visto.

—Fénix se deja ver muy poco por aquí, deberías saberlo también —voltea sobre su cuerpo para guardar su revista en la mochila—. ¿O es que en realidad no se conocen tanto?

Resoplo notablemente mientras miro alrededor, para que note mi impaciencia. No tengo tiempo para envidias infantiles. Me guardo las manos en los bolsillos y me dispongo a marchar.

—Está bien, Cindy. Adiós...

—¡Espera!

Me detengo en seco y me giro para ver cómo Cindy levanta la mano al llamarme. Exhala aire, relajando los hombros, y entonces me pide que me acerque nuevamente, como si quisiera contarme un secreto.

Hawa: Debemos salir a flote | #2 |Där berättelser lever. Upptäck nu